Industria auxiliar

Tomra Food ayuda a mejorar la rentabilidad en los procesos de cerezas

Los cambios constantes en las empresas de cerezas están dando lugar a nuevos retos, mientras aumenta la demanda global y las exportaciones están en auge.

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Las plantas de proceso están bajo la lupa, presionadas para procesar volúmenes mayores en el mismo período de tiempo, sin que la calidad del producto se vea afectada.

La buena noticia es que existen soluciones de TOMRA Food basadas en sensores que lo hacen posible, tal como explica Benedetta Ricci Iamino, Directora de la Categoría de Cerezas en TOMRA Food.

Aunque las cerezas son más caras que otras frutas de hueso, su venta está acelerándose de forma exponencial. La demanda global va en aumento, las exportaciones están en auge, y productores y empaquetadores nuevos están entrando en el mercado para aprovechar estas oportunidades.

La popularidad de las cerezas es especialmente evidente en su mercado más importante, China, con la llegada del Año Nuevo chino: para satisfacer un pico de demanda estacional tan grande, las plantas de proceso tienen que trabajar a contrarreloj, mientras que los exportadores lanzan a toda prisa su producto al mercado en buques y aviones «exprés». Aun así, estos pequeños tesoros rojos no se pueden producir ni envasar a la velocidad necesaria.

Demanda

Y la verdad, no se prevé que la demanda de cerezas deje de crecer. En los países desarrollados, la demanda de cerezas no deja de aumentar debido a sus propiedades saludables. En los países en vías de desarrollo, es el incremento de la clase media el que está impulsando la demanda. Y en casi todos los mercados, las cerezas son un producto cada vez más demandado, no sólo para su consumo en casa, sino también como ingrediente de repostería. Los expertos prevén que el mercado mundial de la cereza seguirá creciendo durante los próximos cinco años a un ritmo anual de entre el 5 y el 10 %.

En la carrera por intentar seguir el ritmo que marca la demanda, Turquía, mayor productor mundial de cereza, ha cuadriplicado su producción en poco más de una década. EE. UU. permanece afianzado como segundo mayor productor, pero Uzbekistán y Chile están dando caza al tercero y el cuarto, Rusia e Irán. Chile, por ejemplo, acaba de doblar su producción en tan solo tres años. Por su parte, Tayikistán y Kirguistán, países del centro de Asia cuyo clima es perfecto para la cereza y que tienen un acceso relativamente fácil al enorme mercado chino, también están realizando grandes aumentos de producción.

Procesadoras

En todos estos países, y en muchos otros, las empresas procesadoras de cereza están sometidas a una constante presión para manejar crecientes volúmenes de producto. Y, además de aumentar su producción deben, en paralelo, mantener o mejorar la calidad del producto. En un supermercado, los productos entran por los ojos, y el consumidor espera que las cerezas sean de un color uniforme, tengan una piel lisa, firme y sin marcas; además de pedicelos largos y verdes, indicativos de que es una fruta fresca.

Para los empaquetadores todo esto supone un gran reto ya que las cerezas son muy vulnerables a daños de manipulación y son muy difíciles de clasificar y calibrar. Un empaquetado poco cuidadoso puede dañar la fruta y hacer que se caiga el pedicelo. Y, para detectar defectos de forma fiable, resulta necesario inspeccionar cada fruta de forma individual, mediante una visión de 360 grados, algo que tradicionalmente ha sido imposible.