El arándano logró ganar presencia en los hogares españoles en un contexto de pérdida generalizada de demanda. Y es que, mientras el consumo de fruta fresca cayó más del 12 % en 2022, el de este fruto rojo aumentó un 21,6 %, hasta las 5.491 toneladas en total.
Este último dato resulta aún más interesante si se tiene en cuenta que el consumo per cápita se mantuvo exactamente igual que un año antes, 120 gramos por persona anuales; y denota, por tanto, que el arándano fue capaz de captar nuevos consumidores, incluso, en plena espiral inflacionista.
“El arándano está considerado un superalimento y eso le ha permitido crecer de forma significativa dentro de las opciones de compra del consumidor”, afirman desde Fruta de Andalucía.
A ello también ha contribuido un factor clave: su mayor disponibilidad en el mercado. “Este fruto rojo ha evolucionado hasta el punto de tener una buena disponibilidad los 12 meses del año”, afirma Carlos Esteve, director comercial de Onubafruit, y esto le ha valido para consolidar su presencia entre los grandes de la distribución.
El supermercado, el canal líder
De hecho, en España, son supermercados, autoservicios y grandes almacenes, junto a los ‘discounts’ e hipermercados, los canales que concentran más del 90 % de sus ventas. El resto tiene una cuota de mercado, prácticamente, testimonial.
A diferencia de la mayoría de frutas frescas, el precio medio del arándano cayó un 1,1 % en 2022; y también a diferencia de todas esas referencias, el mayor volumen comercializado y gasto per cápita compensaron esta menor cotización. En cualquier caso, su consumo dista mucho del europeo, que según Rabobank, alcanzó los 600 gramos per cápita en 2022.
La buena noticia es que “es un producto que el consumidor demanda y genera gran interés”, insiste Esteve, de ahí que todo indique que, poco a poco, los niveles de consumo continuarán creciendo.