Este descenso se debe a una caída del 3,12 % en los herbáceos que no se ha visto compensada por el aumento del 0,70 % que han experimentado los leñosos.
Así se desprende de la última Encuesta sobre Superficies y Rendimientos de Cultivos (Esyrce) del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), que califica esta situación como de «marcada estabilidad», aunque desde 2018 la superficie de cultivo ha decrecido en un 1,35 %.
El descenso de los cultivos herbáceos, hasta quedar en 8.374.339 hectáreas, se debe fundamentalmente al decrecimiento del 3,95 % de los cereales, que es el grupo mayoritario (5.711.450 hectáreas); al descenso del 10,64 % de los tubérculos y a la caída del 13,88 % de los cultivos industriales.
Un 38 % más de sandía
El grupo de hortalizas y flores es, dentro de los cultivos herbáceos, el que experimenta un menor descenso respecto al año 2022 (-0,70 %) y se queda en 230.231 hectáreas.
Destaca el decremento del guisante verde, con cerca de un 33 % menos de superficie que en la anterior campaña, seguido del melón (–18,61 %), el cultivo que más desciende en términos absolutos.
Tan sólo aumentan los cultivos de sandía (+38,07 %), pimiento (+14,07 %) y tomate (+13,83 %), junto con el resto de otras hortalizas (+4,14 %) entre las que destacan maíz dulce, lombarda, berenjena y calabacín.
Auge tropicales y kiwi
Los leñosos han aumentado su superficie un año más, hasta alcanzar las 5.413.008 hectáreas, gracias al alza de los frutales no cítricos por la expansión que ha experimentado el pistacho, y el auge de los cultivos tropicales como mango, kiwi y aguacate, seguidos en importancia por los frutales de bayas como arándano y moral.
Las tierras de cultivo en barbecho (que junto con los herbáceos conforman las tierras arables), manifiestan un ligero aumento en su conjunto en un 6,93 %, hasta los 2.850.003 hectáreas.
Dentro de los cultivos herbáceos, el descenso de los cereales está arrastrado por la fuerte caída de cultivos como maíz (-18,55 %), trigo duro (-12,26 %) y las dos variedades de cebada (-16,77 % entre ambas).
Las leguminosas grano es el único grupo de cultivos herbáceos que aumenta su superficie respecto al año anterior, un 50,30 %, hasta las 491.055 hectáreas, y destaca el incremento de garbanzos (+93,01 %), guisantes (+55,85 %), veza grano (+23,02 %) y yeros (+101,50 %).
Junto con las algarrobas, que han desaparecido en la campaña 2023 (-100 %), las lentejas son las únicas leguminosas que decrecen respecto al año 2022 (-2,56 %).
Leñosos
En el grupo de los cultivos leñosos destaca el progresivo aumento de prácticamente todas las especies del grupo exceptuando los frutales cítricos (-0,85 %), el viñedo (-0,31 %) y algunas especies de hueso, cuya variación exacta no se especifica en el informe.
El olivar aumenta un 0,72 % y lo hace en todas sus categorías. sobre todo en la destinada a mesa y doble aptitud (aceite y mesa).
El viñedo desciende muy levemente arrastrado por el descenso de la uva para vinificación, explica el MAPA, mientras que dentro de los frutales cítricos descienden todas las especies salvo el naranjo amargo.
Entre los que aumentan de superficie, destacan los frutales no cítricos (+1,63 %), y dentro de estos, el almendro y el pistacho seguidos en menor medida por aguacate, mango y arándano.
Estos tres últimos suman en su conjunto más de 3.000 nuevas hectáreas que en 2022 y el aguacate concretamente ha duplicado la superficie en los últimos veinte años y el mango tiene tres veces más superficie que en el año 2004.