Así lo han explicado el teniente de alcalde de Transición Ecológica y Deportes, David Guevara, y el responsable del departamento de aguas residuales de Emasesa en El Copero, Enrique Baquerizo.
“La valorización de las naranjas supone un ejemplo de economía circular y una apuesta por la mitigación del cambio climático”, ha indicado Guevara.
Sevilla es la ciudad europea con más naranjos plantados. Suponen una cuarta parte del arbolado de la ciudad, y para esta temporada se prevé den una media de 60 kilos de naranja amarga por árbol, producción que acaba en la mayoría de los casos en el vertedero, no en la famosa mermelada, que se elabora a partir de los naranjos de la vega del Guadalquivir, libres de contaminación.
Por ello, la Empresa Metropolitana de Abastecimiento y Saneamiento de Aguas de Sevilla (Emasesa) investiga la reutilización a gran escala del fruto y los residuos que genera para la producción de electricidad en sus instalaciones.
Compostaje
Las naranjas se trasladan a la planta de compostaje de El Copero, la principal de las seis que tiene Emasesa, para buscar su aprovechamiento a gran escala, donde se obtiene la mitad del peso en zumo, líquido con el que se produce energía a través de los gases que genera el tratamiento, la codigestión, es decir, bacterias que degradan la materia orgánica resultando biogás, sobre todo metano, en el proceso.
Según el técnico de Emasesa, con la otra mitad del peso, las cáscaras, se dedica al compostaje para obtener materia orgánica para suelos.
Biogas
El biogás tiene una capacidad idónea para producir energía eléctrica y calorífica que las depuradoras de Emasesa ya aprovechan. La de El Copero se acerca a la autosuficiencia energética, y el objetivo de la empresa es lograrla en breve, ha explicado Baquerizo.
La depuración es el proceso de mayor demanda de energía en todo el ciclo del agua, que lleva a la empresa del área metropolitana de Sevilla a tratar 115.000 metros cúbicos al día.
La codigestión por bacterias también se aplica a los fangos, el residuo sólido que genera la depuración de aguas residuales. “Su carga orgánica debe reducirse antes de su disposición final, y la codigestión estabiliza el fango, reduce su volumen y elimina parte de los patógenos”.
La producción energética de Emasesa el último año, obtenida sobre todo de fangos de depuradora, fue de 20 millones de kW, el equivalente a la que gastan 5.500 viviendas en un año. Las depuradoras, que suponen el 40 % del consumo de la empresa, necesitan 29 millones, según la empresa de agua y saneamiento.
Emasesa
Este ejemplo de reutilización de la naranja amarga es uno de los campos que explorará Emasesa en los próximos años en El Copero, ha afirmado Guevara, quien ha asegurado que «esta depuradora de hecho se convertirá en un “complejo ambiental”, autosuficiente en materia energética y generador de cero residuos en todo el proceso de depuración de las aguas.