La plaga se ha extendido por la Comunidad Valenciana, Murcia, Cataluña y Andalucía, causando una crisis que se está agravando, según ha asegurado UPA.
El uso del metil-clorpirifos ha resultado la herramienta más eficaz hasta el momento para controlar el cotonet, si bien ha terminado siendo prohibida por la Unión Europea (UE), una decisión criticada por la organización agraria porque ha dejado a los agricultores “sin poder ni saber cómo combatir ese insecto”.
Los citricultores están experimentando con tratamientos preventivos, trampas y otros productos autorizados “sin demasiado éxito”, lo que -según cálculos de UPA- ha llevado a un aumento de los costes en unos 1.200 euros por hectárea, sin contar con la mano de obra.
UPA ha denunciado en una nota los “deficientes” controles en las importaciones de terceros países, después de que entre septiembre de 2020 y marzo de 2021 la UE haya comprado más de un millón de toneladas de cítricos del exterior, de las que un 29 % procede de Sudáfrica.
Asimismo, ha exigido que los tratamientos en frío sean obligatorios, así como una reunión urgente con el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para abordar la crisis y el uso de productos fitosanitarios.