Es la KATO 260. Un sistema de alta precisión en selección, clasificación y calibración que dada sus características lo hace ser el líder del mercado.
Se trata de un sistema compacto, para minimizar la necesidad de espacio y los metros lineales que recorre cada fruto de arándano.
Está diseñado para tratar la fruta «con el máximo cuidado, lo que maximiza la retención del bloom y la vida útil del producto», apuntan desde la firma Tomra Food.
Este versátil sistema resulta perfecto para clasificar cualquier tipo de fruta por tamaños y eliminar los frutos con defectos. La KATO 260 cuenta con 5 ó 7 salidas para una clasificación fluida en plantas de empacado de todos los tamaños.
Un volcador de bandejas automático deposita la fruta en la KATO 260, garantizando un suministro estable y una distribución homogénea de los arándanos en la clasificadora, lo que optimiza la capacidad de proceso.
El exclusivo sistema de rodillos de la KATO 260 separa y rota los arándanos en 360° para facilitar la inspección total de su superficie. Una serie de cámaras captura múltiples imágenes de cada fruta.
Y para ofrecer un calibrado preciso, el software de la máquina es capaz de detectar defectos de hasta tan solo 0,2 milímetros. «Esta solución logra así una alta protección de la calidad del producto», apuntan desde la firma.
Esta ventaja se complementa con la alta capacidad de la KATO 260 que logra clasificar grandes cantidades de producto con velocidades de hasta 280 ó 572 arándanos por segundo.
La KATO 260 cuenta con un módulo de inteligencia artificial bajo el nombre de LUCAi, que clasifica y calibra la fruta con «extrema precisión», señalan desde la firma.
Al pasar por la línea de calibrado, una serie de cámaras capturan imágenes de los frutos y LUCAi compara las estructuras visualizadas con su base de datos de 250.000 frutos para, según los parámetros configurados, clasificar con la máxima precisión cado uno de ellos.
LUCAi es capaz de procesar hasta 2.400 imágenes por segundo, y ver la fruta en diferentes longitudes de onda, lo que le permite detectar defectos sutiles como deshidratación, golpes y el estado fenológico de cada fruto.