Ferias de alimentos barriales y los comercios de proximidad volvieron a atender al público, con excepción de los negocios de indumentaria y calzado, que abrirían en una próxima etapa una vez que se evalúe el buen funcionamiento de esta fase de flexibilización de la cuarentena.
También se habilitó la apertura de locales gastronómicos, pero sólo para vender comida para llevar (take away), de la actividad notarial, los servicios de mudanzas y del sector de la construcción dedicado a la demolición y la excavación.
El Gobierno argentino extendió el aislamiento social preventivo y obligatorio hasta el 24 de mayo, pero dispuso una reapertura progresiva de las actividades en todo el país, aunque todavía con muchas restricciones en Buenos Aires y su área metropolitana, donde se concentran dos tercios de los 6.278 casos de COVID-19 registrados a nivel nacional.
Por ello, el Ejecutivo a cargo del peronista Alberto Fernández dispuso en una medida administrativa publicada este martes en el Boletín Oficial los nuevos rubros exceptuados en la ciudad de Buenos Aires y las provincias de Buenos Aires y Santa Fe y recomendó una «extrema vigilancia epidemiológica en las áreas de transmisión comunitaria elevada».
La secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, subrayó hoy que la reapertura de los comercios no representa el regreso a una situación de absoluta normalidad.