Al acudir en Antequera (Málaga) a la clausura de la asamblea de la organización provincial agraria Asaja, ha asegurado que la nueva planificación hidrológica debe salir adelante por ser fundamental y ha demandado que los 80.000 millones de fondos europeos llegados se destinen a políticas del agua.
En este sentido, ha cuestionado si hay una política más apropiada para la generación de empleo y la prosperidad y ha destacado que peleará para que los fondos que lleguen a Andalucía se destinen de manera importante a estos proyectos.
Ha apostado por usar más veces el agua como en Oriente Medio, en vez de depurarla y tirarla al mar, y por desaladoras de última generación en el litoral sin problemas de contaminación y consumo y capaces de producir agua «a precio asumible y competitivo».
También defiende no perder ni una gota de agua en las canalizaciones y ha expresado su compromiso con la agricultura como «parte fundamental de la riqueza de Andalucía» con numerosas personas que viven del campo y la ganadería.
Se implicará para que la agricultura y la ganadería sean, con ayuda de todos, más competitivas, ya que considera que «sin agricultura y ganadería no hay futuro en Andalucía», y resalta que «pagar un precio justo por lo que se consume, ayuda a que la sociedad avance y progrese».
Ha destacado que desde 1980 llueve un 30 por ciento menos, situación que no es coyuntural, sino estructural, sostenida en el tiempo, y recuerda que los expertos auguran que será cada vez peor: lloverá menos y de manera torrencial.
Aunque se han adjudicado 1.500 millones de euros en obras hidráulicas, «no es una varita mágica» porque tardan entre 3 y 6 años y algunas 8 años, por lo que considera que este problema hay que afrontarlo con audacia, inteligencia, determinación y colaboración de todas las administraciones.
Y ante eso dice que él no es de confrontación estéril y que cree «más en el acuerdo que en la bronca».
Ha aludido a problemas de los agricultores con la Política Agraria Común (PAC), costes disparados como el gasóleo, fertilizantes, piensos o la luz, la burocracia o la competencia desleal y cree que hay que simplificar trabas burocráticas.
Moreno se ha referido a los cambios en el sector, del que señala que avanza hacia un modelo diferente lleno de desafíos y oportunidades y ante lo que entiende que los gobiernos tienen que «arrimar el hombro» y «no poner palos en la rueda«.
También ha comentado que no pueden llegar productos de terceros países no controlados y no igualados ante los costes y que «todos los compromisos que se adquieran hay que mirarlos con lupa».