Totalizaron por lo tanto en 188.076 toneladas y 481 millones de euros respectivamente, siendo el proveedor que más creció.
La importación total española de frutas y hortalizas frescas en el primer trimestre creció un 8% en volumen y un 15% en valor totalizando 1,1 millones de toneladas y 1.442 millones de euros respectivamente.
El crecimiento de las compras de frutas y hortalizas a Marruecos es continuo. En los últimos cinco años del periodo analizado, la importación ha pasado de 156.229 toneladas, de enero a marzo de 2021, a 188.076 toneladas en enero-marzo de 2025, lo que supone un incremento del 20% y en valor ha pasado de 311 a 481 millones de euros, un 54% más, según datos de Aduanas procesados por FEPEX.
Tomate
El primer producto importado por España de Marruecos es el tomate, que además es la hortaliza que más ha crecido en el periodo analizado, pasando de 24.118 toneladas en el primer trimestre de 2024 a 32.313 toneladas en el primer trimestre de este año, un 34% más y en valor ha pasado de 33,4 millones de euros a 52,5 millones de euros, un 57% más.
Le sigue el pimiento, con 32.046 toneladas, un 2% menos y 42,6 millones de euros un 4% más. En hortalizas destaca también la judía verde, con 19.601 toneladas y 42 millones de euros, aunque en este caso se redujo tanto el volumen (-17%) como el valor (-12%).
Para FEPEX, la disparidad existente entre las normas fitosanitarias, laborales, sociales…exigidas en la UE, que no son requeridas en los países terceros de origen de las importaciones comunitarias hace que los productores de los Estados miembro sean cada vez menos competitivos.
Además, en el caso en concreto del tomate procedente de Marruecos ha, provocado un desplazamiento del tomate español. Y ello se ha debido también a que los precios de entrada, establecidos en el Acuerdo de Asociación de la UE con Marruecos, no han cumplido con su función de proteger el mercado comunitario y se han quedado obsoletos, impulsando la importación. Por ello, para FEPEX es imprescindible su reforma, con el objetivo de asegurar la viabilidad de este cultivo de gran importancia social y económica en las regiones que lo producen y para asegurar, en definitiva, la soberanía alimentaria.