La cosecha de patata en Europa se queda corta en 2022 y los aforos van a la baja, y los rendimientos se reducen con respecto a la campaña pasada.
Además, las patatas almacenadas presentan problemas y «han envejecido debido al clima y están causando problemas iniciales en el almacenamiento con puntos de presión sobre la germinación y el almacenamiento», expone Christoph Hambloch, analista del mercado de patatas de la consultora AMI.
La inflación está provocando incertidumbre en muchos destinos y mercados y «los efectos de la pandemia en la demanda ya se han eliminado y para la configuración del mercado de 2023 va a tener sus consecuencias», expone Hambloch.
El escenario fuera de Europa no es mejor. La cosecha de patatas en Estados Unidos ha sido corta y esto va a afectar a los precios de la categoría a nivel mundial.