Un grupo de investigación de la Universidad de Córdoba ha estudiado cómo la metilación del ADN, un mecanismo que regula la expresión génica, interviene en el proceso de maduración de la fresa para intentar que no pierda entre el 5 y el 25 % de la producción, dependiendo de la variedad, a causa del reblandecimiento que sufre el fruto a lo largo de su maduración.
Así lo ha explicado el investigador Francisco Javier Molina Hidalgo, del grupo BIO278 ‘Biotecnología y farmacognosia vegetal’ de la Universidad de Córdoba, que achaca esta pérdida «a la infección por diferentes patógenos, así como por otros factores que afectan a su calidad».
Según ha informado la institución académica cordobesa, el estado de maduración de las frutas es clave para determinar su nivel de calidad e influir en la preferencia tanto de las personas consumidoras como de los insectos encargados de dispersar las semillas y favorecer el posterior crecimiento de futuras plantas.
«La fresa es un cultivo especialmente interesante para la aplicación y para el desarrollo de biotecnología vegetal«, señaló, cuyo grupo de investigación, dirigido por Juan Muñoz Blanco, ha desarrollado dos estudios en los que han conseguido avanzar y profundizar en el conocimiento del control molecular del proceso de maduración de la fresa.
Para comprobarlo, el equipo investigador inyectó en las fresas un compuesto químico denominado 5-azacitidina cuya función es, precisamente, eliminar las marcas de metilación del ADN, lo que ha facilitado comparar muestras tratadas, que han perdido la metilación, con muestras no tratadas, que las mantenían.
Así, han comprobado que la falta de metilación detiene la maduración de las fresas ya que las zonas del fruto tratadas con 5-azacitidinapermanecían blancas, mientras que el resto, no tratado, maduraba con normalidad.
Los estudios posteriores mostraron que el tratamiento con 5-azacitidina alteró el equilibrio hormonal que gobierna la maduración del fruto y la expresión de genes involucrados en la biosintesis y degradación de dichas hormonas.
Además, han descrito la función del gen FanCXE1 (carboxilesterasa) que juega un papel importante en la producción de los compuestos volátiles de la fresa. Estos compuestos surgen durante el proceso de maduración y constituyen los aromas de la fruta.
Por tanto, influyen en gran medida en la calidad de la misma. Según la investigación, la carboxilesterasa, que aparece exclusivamente en el fruto maduro, se encarga de liberar compuestos volátiles importantes.
Dado que la carboxilesterasa es fundamental en la regulación de los compuestos volátiles, «nosotros proponemos este gen como marcador para programas de breeding, o como diana para mejora genética con técnicas más actuales», concluye Molina Hidalgo.
España lidera el sector de la fresa en la Unión Europea, siendo la provincia de Huelva la más importante en la producción de este fruto rojo, ya que en torno al 95 % de la producción nacional proviene de este territorio.