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Cítricos

El limón del Guadalhorce, en peligro de quiebra

La caída de precios y el aumento de las importaciones, según COAG Málaga, han puesto en jaque al sector, hasta el punto de que la cosecha se está quedando sin recoger.

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COAG Málaga ha advertido de que la cosecha de limón del Valle de Guadalhorce se encuentra en grave peligro de quiebra, al estar sus agricultores viéndose obligados a dejar la cosecha sin recoger.

Según ha detallado la organización agraria en un comunicado, son dos las principales amenazas del limón malagueño: la caída de precios y el incremento de importaciones de productos de Sudáfrica y Turquía, que no reúnen los estándares europeos, poniendo en jaque a la mayor comarca productora de limón de Andalucía.

“Durante la última semana del año nos hemos visto enfrentados a una caída de precios sin precedentes, que en el caso del limón convencional ha caído hasta los 15 céntimos y en el caso del ecológico hasta los 20 céntimos. La situación es insostenible, pues el coste de producción medio de un kilo de limones asciende ya a los 30 o 35 céntimos. Estamos trabajando una vez más por debajo de costes de producción”, lamenta Juan Bedolla, responsable de Cítricos de COAG Málaga.

Importaciones, el juego desleal

La comarca del Valle de Guadalhorce es la mayor productora de limón de Andalucía, con un 49,1 % del total de las 40.523 toneladas cosechadas en la provincia.

Sin embargo, tal y como indica Antonio Rodríguez, secretario Provincial de COAG Málaga, esta posición de productor de limón de calidad se ve gravemente amenazada por un segundo factor: el incremento de las importaciones desde la Unión Europea por parte de países como Sudáfrica o Turquía.

“Se trata de limones que entran en nuestros mercados sin respetar los estándares que se exigen a los agricultores europeos y gracias a los cuales podemos conseguir productos con las mejores garantías fitosanitarios y con la mejor calidad posible”, asegura Antonio Rodríguez.

En concreto, durante esta campaña, se ha incrementado un 50% la producción importada de limones procedentes de Sudáfrica y casi el 14% de la que llega desde Turquía.

Ambos países se encuentran, en lo que a producción de limones se refiere, fuera de las exigencias de tratamientos como el ‘cold treatment’ que previene el acceso de plagas como la ‘falsa polilla’, ya de aplicación en productos como las mandarinas o naranjas.

“Es una vergüenza que el foco de atención mediático se centre solo en presionar al consumidor para que consuma producto sin huella de carbono mientras que las instituciones de más alto nivel, como las europeas, permiten que accedan a nuestros mercados alimentos sin los estándares de calidad que se nos exigen a nosotros. Lo alarmante es que la llegada de esos limones es una amenaza para nuestras cosechas casi tan fuerte como la caída de los precios, pues su entrada influye también de forma sustancial en esa caída”, sentencia Antonio Rodríguez.