En Colombia, la empresa sigue enfocándose en la expansión de este cultivo. La superficie sembrada actual es de 1.300 hectáreas y se espera llegar a una producción de 40.000 toneladas anuales de palta, es decir, un volumen similar a la producción en el Perú, para el 2025. Si combinamos las ventanas comerciales de Perú y Colombia, la empresa se encuentra cada vez más cerca de convertirse en un jugador de todo el año en este producto.
Camposol gestiona más del 90% de su fruta en canal propio y está presente en más de 40 países. El 50% de las paltas exportadas se destinó a Estados Unidos, el 35% a Europa y el 15% restante a Asia y al resto del mundo. En Asia, Camposol está mirando con gran interés a Corea, un país con más de 50 millones de habitantes que recientemente abrió su mercado a las paltas peruanas.
Jorge Ramírez, CEO de Camposol: “La demanda de palta Hass sigue creciendo a un ritmo anual del 4% al 5%. Mercados más maduros como aquellos de Estados Unidos y Europa consumen 3,1 kg y 1,8 kg al año per cápita, respectivamente. China tiene sólo un consumo de 0,3 kg per cápita, por lo que existe un enorme potencial que debemos impulsar a lo largo de los próximos diez años. Vemos un excelente horizonte para esta súper fruta que satisface las crecientes necesidades de los mercados mundiales que demandan alimentos frescos y saludables”.
Uno de los principales desafíos que Camposol enfrenta en el cultivo de la palta, pero también de otros productos, consiste en el aseguramiento de un sistema de riego sostenible. Por un lado, a diferencia de países como México y Chile, el abastecimiento de agua para los sembríos en el Perú proviene de proyectos de irrigación que trasladan el agua de los Andes hacia la franja costera, por lo que la ausencia de lluvias no representa un riesgo para los cultivos. Por otra parte, y de acuerdo con su filosofía corporativa CCFFTF “Camposol Cares from Farm to Family”, la empresa es consciente de su responsabilidad frente al cambio climático y, por ello, está trabajando en la medición y reducción de su huella hídrica.
Desde hace cinco años y en cooperación con la organización SuizAgua, Camposol mide la huella hídrica de sus arándanos, paltas y mandarinas, así como la huella en los procesos industriales del arándano, palta fresca y mango congelado. La empresa participa también en el programa del Certificado Azul que la Autoridad Nacional del Agua (ANA) lidera. La ANA congrega no solamente a las empresas que miden sus impactos, sino también a aquellas que ejecutan proyectos de reducción de su huella hídrica y generan valor compartido a través del trabajo dentro de la comunidad. En 2019, Camposol fue la primera empresa agroindustrial peruana en obtener el certificado.
En el ámbito de la comunidad, Camposol contribuye a mejorar la infraestructura educativa de dos escuelas cercanas a sus operaciones y promueve la realización de jornadas educativas que pongan en valor la importancia del agua, con lo cual apoya la concienciación en los sectores más jóvenes de la población. Con respecto a este tema, Jorge Ramírez añade: “Todas estas iniciativas forman parte de nuestra estrategia para reducir nuestros impactos sobre el agroecosistema y, para ello, utilizamos los recursos naturales de manera responsable, promovemos la eficiencia y la mejora continua de nuestros procesos y fomentamos la reutilización de los recursos”.