Cultivado principalmente en Alicante, Almería, Murcia y Valencia, este ‘Muchamiel’ mejorado mantiene las mismas cualidades organolépticas (de aspecto y sabor) que le hacen ser uno de los tomates tradicionales más buscados por los consumidores, y resulta de gran interés para la agricultura ecológica, donde el control de los vectores de los virus es más difícil.
Ha sido desarrollado por ingenieros agrónomos del Centro de Investigación e Innovación Agroalimentaria y Agroambiental (CIAGRO-UMH) en el campus de la pedanía oriolana de Desamparados, donde los investigadores han incorporado genes de resistencia a los tres virus más extendidos en el sureste peninsular.
Estos son el virus del mosaico del tomate (ToMV), el virus del bronceado del tomate (TSWV) y el virus del rizado amarillo del tomate o ‘cuchara’ (TYLCV).
Los genes utilizados proceden de especies silvestres de tomate, y se introdujeron mediante cruzamientos dirigidos, usando el polen del híbrido Anastasia (Seminis).
Este tomate es fácilmente reconocible por su color rojo con hombro verde (la parte más cercana al pedúnculo o ‘rabito’, y es uno de los predilectos por su equilibrio entre dulce y ácido, con textura melosa o fundente (se deshace en la boca) y una piel fina.
Se han cedido semillas a varios agricultores de medio tamaño de Alicante (uno con 4.500 plantas, otro de 1.200 y dos más de 300 y 250) y los primeros frutos de este sabroso tomate ya se han cosechado entre mayo y julio.
Se ha registrado una producción de en torno a las 18 toneladas que se han empezado a comercializar en la cadena Alcampo, mientras que Carrefour ha mostrado interés.
Uno de los responsables del Programa de Mejora, Santiago García Martínez, ha relatado a EFE que se ha logrado un ‘Muchamiel’ blindado contra dos de los tres principales virus que habitualmente esquilman las cosechas de tomate: los denominados ‘mosaico’ y ‘bronceado’, y parcialmente resistente al tercero, al de la ‘cuchara’.
Estos virus provocan que la planta detenga su crecimiento e impiden que el fruto madure, lo que a menudo echa a perder la cosecha e, incluso, puede empujar que el agricultor acabe por abandonar el cultivo.
Tradicionalmente contra los virus que azotan a las plantas no hay métodos curativos eficaces pero sí se puede utilizar métodos preventivos mediante la incorporación de estos denominados ‘genes de resistencia o tolerancia’ procedentes de plantas silvestres de tomate.
Al igual que otros como el tipo Pera, el ‘Muchamiel’ es una variedad tradicional que no resulta interesante a las grandes compañías de semillas por lo que su mejora para hacerle resistente a las plagas no ha sido objeto de atención hasta que, en 1998, se fijó en él el grupo de Mejora Genética Vegetal dirigido por Juan José Ruiz Martínez (actualmente rector de la universidad ilicitana).
Esa línea se ha seguido hasta la actualidad tras, en 2011, transformarse ese área inicial en el grupo de investigación de Biodiversidad Agrícola y Mejora Genética de Variedades y finalmente en el Ciagro-UMH, desde comienzos de 2021.
El resultado final ha sido un ‘Muchamiel’ que ha conservado la productividad, el buen cuajado, el aspecto exterior y la calidad interior a partir de una planta de la que se recogen entre 3 y 5 kilos por unidad.
Incluso más si se cultiva injertado en patrones comerciales, pudiendo realizar dos ciclos de cultivo, y por lo tanto dos cosechas al año entre junio y julio, y de septiembre a octubre.