Para incrementar la presencia de los parasitoides (insectos que depositan un huevo dentro de la plaga causándole la muerte) y de los depredadores naturales del pulgón del melocotonero, está previsto realizar una serie de pruebas piloto en las instalaciones de la empresa del Grupo Ametller Origen, Agrícola Maresme SXXI. Así, se utilizarán cubiertas vegetales con plantas seleccionadas para favorecer el control biológico, y disminuir los fitosanitarios. «Es una de las acciones que realiza el Grupo Operativo IDEAS, con lo que se quiere proporcionar herramientas al sector para restaurar la biodiversidad en las explotaciones agrícolas intensivas de producción de hortalizas bajo invernadero, al aire libre y en campos de frutales», señala la investigadora del IRTA Judit Arnó.
Además de participar en el diseño de la cubierta y al manejo que se le debe dar durante el cultivo, los investigadores del IRTA determinarán la mejora que supone esta estrategia en términos de control de plagas. Esta información permitirá establecer protocolos de manejo de plagas más respetuosos con los enemigos naturales presentes en la finca, de tal forma que se pueda optimizar su aprovechamiento para el control del pulgón.
El Grupo Operativo IDEAS pretende conseguir una agricultura más sostenible con la aplicación de medidas agroambientales que maximicen las productividades de los cultivos a través de la intensificación de los procesos ecológicos favoreciendo la biodiversidad. Para fomentar este control biológico utilizará la fauna auxiliar como única estrategia viable para lograr una gestión del control de las plagas sostenible.
Según Arnó, «los resultados obtenidos en el proyecto permitirán profundizar en el papel que estas infraestructuras ecológicas, como son las cubiertas vegetales, tienen en la conservación de los enemigos naturales, y generará información sobre el funcionamiento de los agroecosistemas en el Mediterráneo». Además, añade la investigadora del IRTA, «la información generada servirá para mejorar los protocolos de control de plagas, haciéndolos más sostenibles y evaluando así los factores que limitan la adopción, por parte de los agricultores, de medidas de protección vegetal ambientalmente más sostenibles».