Dos de los principales y más urgentes retos a los que se enfrenta el planeta a nivel medioambiental en este momento son la reducción de las emisiones de CO2 a la atmósfera (que es la principal causa del Cambio Climático), y la lucha contra la erosión y las pérdidas de suelo.
Cada año se pierden 3,4 toneladas de suelo fértil por habitante en el planeta y se prevé que para el año 2050 se reduzca a la mitad la superficie total de suelos fértiles, según el Grupo Operativo Carbocert.
En la lucha para mitigar el cambio climático y mejorar la fertilidad de los suelos se ha descubierto que los cultivos mediterráneos como trigo, arroz, viña, olivar, almendros y cítricos secuestran y capturan el cárbono de la atmósfera.
El Grupo Operativo Carbocert ha desarrollado el proyecto “Cuantificación y certificación de carbono orgánico en suelos agrícolas mediterráneos”.
Este grupo ha sido liderado por la Asociación Española de Normalización (UNE) y en él se integran entidades de certificación, centros de investigación y organizaciones agrarias como AENOR, ASAJA (Asociación Agraria Jóvenes Agricultores), el IRTA (Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries), el IFAPA (Instituto de Investigación y Formación Agraria y Pesquera) y la AEACSV (Asociación Española Agricultura de Conservación Suelos Vivos).
Tras dos años de trabajo, el Grupo Operativo Carbocert ha conseguido establecer metodologías que permiten contabilizar el aumento de carbono en suelos agrícolas y en estructuras leñosas como consecuencia de la aplicación de prácticas agronómicas sostenibles.
Los estudios realizados muestran que los suelos agrícolas y los cultivos que en ellos se encuentran, tienen una función muy importante en el secuestro del carbono y que los agricultores pueden obtener un doble beneficio si aplican las prácticas agronómicas recomendadas por Carbocert para cada cultivo.
El estudio ha cuantificado que una hectárea de almendro, utilizando las Buenas Prácticas propuestas, puede secuestrar 2 toneladas de CO2 /año.