La iniciativa de transformación fue puesta en marcha hace un año y medio en este corregimiento (pueblo) del municipio de Sonsón, en el departamento de Antioquia (noroeste), para modificar una marcada vocación minera y ganadera con el proyecto de desarrollo agroempresarial «Huerta Comunitaria La Danta».
Hasta esta población de cascadas y clima agradable, ubicada a 65 kilómetros de Medellín y golpeada por la violencia, llegó la Fundación Berta Martínez a realizar una intervención que mejorara la calidad de vida de sus habitantes con vivienda, educación y promoción económica.
Según explicó a el director ejecutivo de esta fundación, Juan Sebastián Jaramillo, el propósito con la huerta comunitaria ha sido «retomar al agro como una fuente generadora de riqueza y progreso» en un pueblo rural que había descuidado esta actividad.
Unas 19 familias de escasos recursos participan en este proyecto que capacita a sus beneficiarios en labores agrícolas en una parcela de 3.000 metros cuadrados provista de un invernadero, donde cultivan tomate, lechuga, apio y cebolla, entre otros productos.
«Esta huerta resuelve temas de seguridad alimentaria del hogar y se volvió una iniciativa para la comercialización de excedentes y la generación de ingresos», afirmó Jaramillo.
Sobre el proceso, que viene siendo ejecutado por la Corporación Interactuar como gran aliado, describió que en la «huerta-escuela» los participantes desarrollan habilidades que después ponen en práctica en unas huertas caseras que tienen en sus hogares.
Además de mejorar la economía de las familias de bajos recursos, el impacto social del proyecto en este territorio, que tiene al mármol como su principal recurso natural, ha sido dar a esas familias una razón para permanecer en La Danta y trabajar por su progreso.