El arándano es la fruta del bosque que tiene un futuro más presente y más solvente. Sus cifras van al alza y a una demanda incesante y real se suma la facilidad de su gestión y su labor productiva. Y es que «el arándano es un producto que te permite dormir, no es tan exigente como la fresa, tiene más vida comercial, sus liquidaciones son altas y su fin de demanda no se conoce aún», señala Juan Spielberg, director general de Gescoagro, una de las empresas punteras en la gama de berries en Huelva para el mercado alemán.
El arándano alcanzó en la campaña pasada las 3.410 hectáreas, lo que supone un incremento del 14 por ciento con respecto al ejercicio pasado. Es el cultivo que más creció en Huelva frente al tres por ciento de la frambuesa y de la fresa, que también repuntó su superficie tras varios años de descenso superficial.
Desde la Consejería de Agricultura de Andalucía se habla de las frutas del bosque como nuevo sector estratégico, ya que la demanda es alta y se aprecia interés por parte de los fresicultores.
El valor de las ventas de frutos rojos al exterior ha experimentado en los últimos cinco años, desde el arranque de la temporada hasta el quinto mes del presente ejercicio, un crecimiento del 47,3%, desde los 658,6 millones de euros de 2013-2014. Con la Unión Europea (UE) como destino mayoritario, con Alemania, Reino Unido y Francia como principales clientes, la fresa ha estabilizado en los últimos cursos su volumen de negocio, por encima de los 400 millones de euros desde la campaña 2014-2015 (en la actual, 449 millones de euros y 213.009 toneladas), para verse reforzada por el aumento “explosivo” del importe dejado por las exportaciones de frambuesas (313,6 millones de euros y 39.176 toneladas) y arándanos (207,3 millones de euros y 35.075 toneladas).