Ante la situación de «ventaja competitiva que conlleva el descenso de las temperaturas en el continente y la consecuente ruptura de la continuidad de las producciones centroeuropeas», ha abogado por este «ultimo esfuerzo de todos» en lo que a control biológico y restos vegetales se refiere.
Ha invitado al sector a aprovechar al máximo la ayuda agroambiental dirigida a invernaderos que, tras una asignación de 11 millones de euros en 2017, volverá a convocarse en 2018 con otros ocho millones de euros más para valorizar restos como abono orgánico en verde o en forma de compost.
Del mismo modo, ha recordado la importancia del control biológico para luchar de manera eficaz contra la virosis, en especial en los cultivos de primavera y verano, y para realzar la excelencia de unas producciones «seguras y respetuosas con el medio ambiente».