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El campo valenciano sumó 400 millones en pérdidas en 2023

Así lo afirmó la semana pasada AVA-ASAJA, que hizo balance de un año marcado por la climatología, los elevados costes de producción y la falta de soluciones eficaces contra plagas y enfermedades.

La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) ha cuantificado en 400 millones de euros las pérdidas del sector agrario de la Comunidad Valenciana en 2023, debido a las mermas de cosechas por las adversidades climáticas, los elevados costes de producción, la competencia desleal de las importaciones, la falta de soluciones eficaces para hacer frente a las plagas y enfermedades, los daños récord de la fauna salvaje y el aumento de los robos en el medio rural.

La organización presidida por Cristóbal Aguado reclamó el pasado viernes a todas las administraciones un plan de choque, a varios años vista, para garantizar la viabilidad agraria.

Por segundo año consecutivo, el cambio climático causó estragos, si bien en 2023 la siniestralidad agraria en España batió su récord histórico con 1.300 millones (un 60 % más que en 2022) de indemnizaciones de Agroseguro.

En el caso concreto de la Comunidad Valenciana, AVA-ASAJA eleva a 170 millones las pérdidas directas por razones climáticas. La sequía, las elevadas temperaturas y las granizadas fueron algunas de las inclemencias más extremas que ocasionaron desplomes de cosechas respecto a la media de los últimos años: cítricos (-15%), uva (-40%), arroz (-15%), caqui (-40%), frutas de hueso (-40%), almendra (-50%), olivar (-50%), cereales (-60%), etc.

Además, en un contexto de inflación, donde los precios de los alimentos sufrieron un incremento interanual del 9 %, la subida generalizada de las cotizaciones a pie de campo no permitieron en la mayoría de los casos compensar esta bajada de producción y cubrir los costes, que se mantuvieron extraordinariamente altos, un 30 % más que antes de la guerra.

Sanidad vegetal

La sistemática supresión de materias activas fitosanitarias y la generación de resistencias siguieron dificultando la lucha contra las enfermedades y plagas, como el cotonet de Sudáfrica y los ácaros en cítricos, las moscas blancas y cotonets en caquis, la pyricularia en el arroz, etc.

En 2023 llegaron a la Comunidad la Enfermedad Hemorrágica Epizoótica (EHE) y la avispa asiática (Vespa velutina), que provocaron nuevos perjuicios a ganaderos y apicultores. Las pérdidas en materia de sanidad vegetal y animal se situaron en 70 millones.

La superpoblación de fauna salvaje, sobre todo de jabalíes, disparó los daños agrarios hasta los 50 millones, un 25% más que en 2022.

Por su parte, la escalada de robos de naranjas en la presente campaña citrícola aumentó las pérdidas de la delincuencia rural a 30 millones, en un año negro con importantes sustracciones de cosechas, maquinaria e instalaciones de riego.

El primer año de la nueva PAC 

2023 fue también el primer año de la nueva Política Agrícola Común (PAC), que comportó menos beneficiarios, más burocracia y nuevas exigencias ambientales no adaptadas a la realidad de los cultivos. Las instituciones europeas libraron una dura batalla entre los impulsores de un Pacto Verde diseñado de espaldas al campo y los partidarios de medidas acordes a la ciencia y de aplicación real en la agricultura.

AVA-ASAJA participó, entre otras movilizaciones, en una concentración frente a un acto de Agroseguro en El Puig (2 de marzo), protestas apícolas (2 de febrero en les Corts, 23 de febrero en la Conselleria y 9 de marzo en el Ministerio), una falla en Puçol contra el justiprecio de expropiaciones (16 de marzo) y una protesta ante la cumbre de ministros de comercio de la UE en Valencia (20 de octubre).