Syngenta Mycosphaerella cucurbitáceas
Nacional

La acción preventiva, clave contra Mycosphaerella en cucurbitáceas

Para mantenerlo alejado de las producciones, es importante acometer medidas preventivas debido a la gran dificultad de erradicación una vez ha hecho acto de presencia en el cultivo.

Los agricultores almerienses deben hacer frente recurrentemente a una enfermedad fúngica que puede causar enormes pérdidas en una explotación: la provocada por Didymella bryoniae, también conocida como Mycosphaerella melonis, culpable del chancro gomoso o pudrición negra.

En la comunidad autónoma andaluza se concentran buena parte de la producción y de la superficie nacional dedicada a cultivos de cucurbitáceas como sandía, melón y pepino. La provincia de Almería, con 12.579 ha para sandía, 3.205 ha para melón y 5.281 ha para pepino (datos del ‘Avance de superficies y producciones’ correspondiente a diciembre de 2022 de la Junta de Andalucía) es, a su vez, punto neurálgico.

Una amenaza recurrente

La sintomatología que causa este hongo en dichos cultivos presenta diferentes realidades. En las hojas pueden extenderse de manera gradual manchas necróticas internerviales que, en algunos casos, terminan por provocar la destrucción de la parte aérea de toda parcela; en el tallo y las ramas, por su parte, se desarrollan chancros oscuros acompañados de exudados gomosos; en ocasiones puede también afectar a los frutos, sobre todo en cultivos de invernadero.

Tipos de esporas

Didymella bryoniae produce dos tipos de esporas: los conidios o picniosporas, generadas asexualmente y diseminadas principalmente por las gotas de lluvia, y las ascosporas, de producción sexual y transportadas por el viento. En ambos casos, su duración es corta una vez liberadas en el medio ambiente. No obstante, el patógeno puede sobrevivir hasta dos años como clamidosporas o micelio sobre restos de plantas secas.

Después de la germinación de las esporas en un tejido, los síntomas pueden aparecer en un rango de días de entre 4 y 10.

De manera más específica, en los cultivos almerienses de melón y sandía en invernadero se ha observado que el hongo puede atacar tanto a plántulas en semillero como durante las primeras semanas bajo manta en el campo. Se inicia en los cotiledones o primeras hojas, apareciendo manchas oscuras redondeadas de tamaño variable en las que se observan puntos negros en forma de anillos concéntricos.

Los síntomas más frecuentes en plantas adultas consisten en lesiones en el tallo o chancro gomoso del tallo, distinguiéndose por producir una podredumbre húmeda, de aspecto aceitoso, que acaba por cubrirse de unos puntitos negros y abundantes. Si las condiciones son favorables y la enfermedad evoluciona, puede llegar a marchitar la planta. Estas lesiones aparecen también en los frutos, cuya extremidad se oscurece.

Principales factores de desarrollo de la enfermedad

Entre los factores más determinantes para la aparición de esta enfermedad en cultivos de cucurbitáceas destaca la existencia de temperaturas entre 5ºC y 33ºC, concretándose el rango óptimo entre 20ºC y 28ºC.

Desde el departamento técnico de Syngenta se destaca, además, la influencia que ejercen los aumentos de más de 1ºC/hora en el desarrollo de la enfermedad. Por esa razón, se recomienda ventilar los invernaderos por la mañana para evitar subidas bruscas de temperatura.

Las humedades relativas superiores al 80% también representan una condición favorable para Mycosphaerella. Por ello, es imprescindible evitar situaciones de condensación en la planta, así como podas que supongan presencia de agua libre en la misma, ya que un periodo de una hora en estas condiciones es suficiente para que las esporas germinen.

Asimismo, los periodos de poca luz favorecen la germinación de ascosporas, con lo que se recomienda evitar las podas en días nublados.

En cuanto al riego, debe evitarse cuando la conductividad eléctrica es baja; una mayor presión en la planta puede producir rotura de tejidos.

Otra condición favorable para el desarrollo del hongo en estos cultivos es la presencia de restos de cultivos anteriores de cucurbitáceas.

La importancia de la prevención

El equipo técnico de Syngenta subraya la necesidad de llevar a cabo una serie de medidas preventivas en cultivos de cucurbitáceas que ayudarían a mantener alejado de las plantas a Didymella bryoniae. Si no se controla de manera efectiva en sus etapas iniciales, la enfermedad será muy difícil de erradicar.

Entra las principales medidas preventivas a ejecutar se encuentran:

  1. La eliminación, lo antes posible, de residuos orgánicos de cultivos anteriores, fuente importante de inóculo.
  2. La rotación de cultivos, preferiblemente con especies no sensibles a la enfermedad, durante 2 o 3 años.
  3. El trasplante, asegurándose de que la planta obtenida del semillero está completamente sana (para ello, debe cerciorarse de que está libre de zonas necróticas en el margen de las hojas o zonas húmedas en el tallo con exudado gomoso).
  4. Exploraciones periódicas del estado del cultivo, fundamentalmente con tunelillo o cubierta de manta térmica.
  5. Intentar corregir las condiciones climáticas que puedan favorecen el desarrollo de la enfermedad, así como un mayor control de la humedad, la ventilación o el riego.
  6. La aplicación de tratamientos preventivos que, como ya se ha advertido, es importante realizar en primeras etapas de crecimiento de la planta (empleando fitosanitarios con diferentes modos de acción para evitar la aparición de resistencias).

Soluciones Syngenta

A este respecto, Syngenta cuenta con dos productos registrados para la lucha contra Mycosphaerella: Ortiva y Cidely Top.

Ortiva es un fungicida preventivo de amplio espectro para el control de Didymella y otras enfermedades como el oídio, el mildiu, la antracnosis o la cladosporiosis en cultivos de cucurbitáceas como pepino, pepinillo, melón, sandía, calabacín y calabaza.

Está formulado a base de Azoxistrobin, una materia activa con una alta efectividad y polivalencia.

Cidely Top también es un fungicida preventivo y curativo contra Didymella en pepino, melón, sandía y calabacín que contiene 125 gramos por litro (g/l) de difenoconazol y 15 gramos por litro (g/l) de ciflufenamida.

La ciflufenamida presenta movimiento translaminar, dentro de la planta, así como efecto vapor sobre la superficie. La combinación de difenoconazol y ciflufenamida en Cidely Top proporcionará un efecto fungicida de amplio espectro y largo plazo contea, entre otras enfermedades, Mycosphaerella (Didymella bryoniae, Mycosphaerella fragariae).