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La mejora vegetal factura 7.000 millones en la UE y emplea a 50.000 personas

Después de dos años, el sector mundial de las semillas se reúne de nuevo en persona, adoptando medidas para promover la innovación y el movimiento de semillas de calidad para apoyar la agricultura sostenible en medio de un mundo cambiante y cada vez más desafiante.

La Federación Internacional de Semillas (ISF) ha elegido a España como sede del Congreso Mundial de Semillas 2022, que se celebra en Barcelona del 16 al 18 de mayo, coorganizado con las asociaciones españolas de semillas ANOVE y APROSE.

Este evento ha devuelto al formato presencial el encuentro más importante del sector semillero mundial, después de haber sido aplazado durante dos años debido a la pandemia. Al congreso presencial acuden más de 1.400 profesionales, mientras que otros 1.000 participan de la actividad congresual a través de la plataforma online “Channel World Seed”, instaurando así un formato híbrido, en tanto que no se recupere en todos los países del mundo una movilidad plenamente normal.

La semilla como punto de partida de la cadena alimentaria

En relación con el eslogan del Congreso -«Sowing a Vibrant Future»-, el Secretario General de ISF, Michael Keller, afirmó durante la rueda de prensa celebrada hoy que “el tema del congreso adquiere en nuestros días un significado totalmente nuevo, ya que nos hemos de enfrentar a las consecuencias de la guerra de Ucrania; solo a través de la paz y la cooperación –subrayó– podemos hacer que las semillas de calidad tengan la capacidad de contribuir a la seguridad alimentaria y nutricional, haciendo accesibles a todos los agricultores variedades suficientes, diversas, adaptadas localmente y mejoradas, respetando además, los aspectos medioambientales, sanitarios, sociales y económicos”.

 

Ante la inesperada crisis provocada por la invasión de Ucrania, ISF ha querido reafirmar expresamente una vez más “la necesidad de que globalmente las semillas puedan moverse con libertad y sin restricciones para poder garantizar el libre acceso a las mismas en cualquier parte del mundo”.

Keller recordó que “las semillas son el punto de partida de la cadena alimentaria”, destacando así el importante papel que desempeña la obtención de nuevas variedades vegetales en la producción agrícola, así como la necesidad de «seguir invirtiendo fuertemente en investigación«. “Durante muchas décadas, la mejora vegetal ha ayudado a incrementar la productividad agrícola mediante la mejora del potencial de las plantas y la calidad de las semillas, y ha contribuido intrínsecamente al aumento de la producción mundial de alimentos» señaló.

De hecho, según ha puesto de manifiesto recientemente el informe Noleppa , a lo largo de los últimos 20 años, el 67% del crecimiento anual de la productividad agraria de la UE se ha debido precisamente a aportaciones logradas gracias a la mejora de plantas y semillas. Además, según precisa el informe, sin el trabajo que llevan a cabo los obtentores vegetales, los rendimientos agrícolas en la UE hubieran sido un 20% inferiores.

Alimentar a 10.000 millones de personas

En 2.050 la población mundial alcanzará 9.700 millones de personas, según la FAO, y, para que todas ellas puedan alimentarse, es necesario aumentar sustancialmente la producción agrícola.

Según Donald Coles, Presidente de ISF, «el reto de la agricultura y la producción de alimentos hoy en día es cultivar más utilizando la misma superficie de tierra, empleando menos recursos naturales y de forma más sostenible». Coles señaló que, durante los últimos 50 años, «la colaboración en mejora vegetal entre los sectores público y privado ha contribuido a incrementar hasta en un 90% los rendimientos agrarios de algunos cultivos, al mismo tiempo que ha hecho posible que se aumente la producción de alimentos con los que poder nutrir a una población que no deja de crecer«.

A este respecto, el Director General de ANOVE, Antonio Villarroel, afirmó que “este desafío se logrará únicamente si todos –no solo las empresas mejoradoras– continuamos apostando decididamente por la innovación; este es el único modo de ser competitivos y de aportar verdadero valor, tanto al agricultor como al conjunto de la cadena, satisfaciendo al mismo tiempo las demandas de los cada vez más exigentes consumidores finales”.

Eduard Fitó, Director de Semillas Fitó, empresa familiar de semillas fundada en Cataluña, destacó que “a pesar de que las semillas representan una parte pequeña en el coste final, son de capital importancia debido al valor que aportan a lo largo de toda la cadena”.

Gracias a la innovación en mejora vegetal, la producción mundial de alimentos sigue aumentando, «lo que permite obtener ingresos más estables y beneficios directos para los agricultores y productores, y ampliar las opciones alimentarias, la disponibilidad, la alimentación y la seguridad para los consumidores». Todo esto es posible gracias a la mejora genética de las plantas y semillas en la que trabajan los obtentores», concluyó Villarroel.

Por otro lado, Villarroel explicó que «España es una potencia mundial en mejora vegetal y lo será aún más en los próximos años. Debido al cambio climático, España es ya el mejor laboratorio de Europa para estudiar cómo afrontar las nuevas temperaturas y los nuevos retos para asegurar el futuro de la agricultura y, en definitiva, el de los alimentos».

La mejora vegetal, una actividad imprescindible para el futuro de la agricultura

A nivel mundial, el tamaño del mercado de semillas es de 60.000 millones de dólares, y el maíz y la soja representan la mayor parte. En la Unión Europea, el sector de la mejora genética factura más de 7.000 millones de euros y emplea a 50.000 personas aproximadamente, una cuarta parte de ellas dedicadas específicamente a la investigación. Además, el mercado español de semillas alcanzó un volumen de negocio de aproximadamente 750 millones de euros en 2020, lo que lo convierte en el tercero de Europa y el decimotercero del mundo.

En palabras de Marco van Leeuwen, Vicepresidente de ISF, “no muchos otros sectores pueden presumir de invertir en investigación hasta el 30% de sus beneficios”. Según explicó, “solo en la Unión Europea, cada año se lanzan al mercado más de 2.500 nuevas variedades; hay más de 45.000 variedades registradas en el catálogo europeo y más de 200.000 en todo el mundo”.

Los últimos métodos de mejoramiento, como la edición genética, permiten acelerar el proceso de desarrollo de nuevas y mejores variedades, poniéndolas a disposición de los agricultores de todo el mundo. Además, son más precisos y permiten a los obtentores comprender y utilizar más la diversidad natural de cada especie. En este sentido, van Leeuwen reclamó «una normativa nacional y europea coherente, proporcionada, predecible y con base científica, pero también una correcta coherencia a nivel internacional».

Coles concluyó: «el progreso genético continuo a través de la innovación en el cultivo de plantas es esencial para hacer frente a los nuevos retos, incluido el cambio climático”.