El proyecto, impulsado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) junto a Chile y otros países como República Dominicana o Kenia, quiere «concienciar sobre los beneficios de la fruta y la verdura, promover su producción sostenible, reducir el desperdicio de alimentos y difundir buenas practicas», explicó el director de la FAO, Qu Dongyu.
Tras un año de trabajo, Dongyu recordó que estas iniciativas para concienciar de la necesidad de consumir estos productor, a través de campañas en las escuelas o dirigidas a las familias, «deben continuar para asegurar que todo el mundo tenga acceso a fruta y verdura fresca» y agradeció el trabajo realizado por Chile.
El ministro de agricultura chileno explicó que la idea de impulsar este proyecto surgió cuando una encuesta nacional reveló que solo el 15 % de los ciudadanos consumían suficientes frutas y verdura.
«Lo paradigmático fue que en las zonas rurales donde se producen estos alimentos el consumo suficiente era de apenas un 11 %«, dijo.
Con el objetivo de remediar esta situación, el país inició varios proyectos de colaboración público-privada y el Gobierno aseguró la apertura de mercados y ferias durante toda la pandemia para que la población pudiese acceder a productos frescos y a buen precio.
En la clausura del IYFV2021 también intervino la primer dama de la República Dominicana, Raquel Arbaje de Abinader, quien reconoció que «las frutas y las hortalizas no forman parte de la dieta de los ciudadanos en la proporción que deberían«, lo que pone en riesgo su salud.
Por esta razón alabó el trabajo que se ha comenzado a hacer su país para crear «políticas públicas que aseguren la buena alimentación, en particular, de la población vulnerable».
Las iniciativas impulsadas por el país han logrado que su producción de vegetales aumentase hasta los 11.000 toneladas, el doble que el año anterior, una cifra que esperan que crezca, pero «sin dañar el medio ambiente».