Las comunidades autónomas del norte de España y Andalucía encabezan la reducción de la brecha de género en el sector agrario, según el Informe 2025 Cocampo sobre la Estructura del Suelo Rústico en España. Mientras que a nivel nacional las mujeres representan el 28,6 % de la titularidad de explotaciones agrarias, en regiones como Galicia (48 %), Asturias (44,5 %), Cantabria (33,5 %) y Andalucía (29 %) se supera esta media nacional.
Además, en Galicia y Asturias, el número de mujeres beneficiarias de ayudas directas supera al de los hombres. En 2023, las mujeres representaron el 53,7 % de los perceptores de ayudas directas frente al 46,3 % de los hombres en Galicia, y el 50,8 % contra el 49,2 % en Asturias.
De acuerdo con el informe, estas comunidades pueden servir de referente para desarrollar políticas de fomento y apoyo que impulsen la modernización de las explotaciones agrarias y refuercen el liderazgo femenino en el sector.
Más ayudas, pero con desigualdad en los importes
El acceso de las mujeres a ayudas directas también ha mejorado en los últimos años. En 2023, las mujeres percibieron un 1,2 % más de ayudas directas en comparación con 2022, mientras que el total de perceptores se mantuvo estable, con un incremento del 0,6 %.
Sin embargo, siguen observándose desigualdades en los importes. Aunque el valor de las ayudas recibidas por las mujeres aumentó un 3,3 %, la cuantía recibida por estas (944,10 millones de euros) sigue siendo menor que la de los hombres (2.503,92 millones de euros).
Esta diferencia en el acceso a recursos financieros impacta directamente en la capacidad de modernización y competitividad de las explotaciones lideradas por mujeres, según indica el informe.
Aún lejos de la equidad
Pese a que estos progresos reflejan un avance hacia la igualdad, la brecha de género en el sector agrario sigue siendo una realidad. De los 914.871 jefes de explotaciones agrarias que hay en el país, menos de 1/3 son mujeres (261.634 personas).
Además de tener un menor acceso a la propiedad de la tierra y a la financiación, las mujeres rurales enfrentan desafíos como la falta de recursos para la conciliación y la ausencia de referentes. Esto fomenta el éxodo rural, sobre todo entre las mujeres jóvenes, lo que pone en riesgo el relevo generacional. Sólo el 2,9 % de las jefas de explotación tienen menos de 35 años, frente al 4,4% en el caso de los hombres.

“Nuestros descendientes han de seguir sus vidas en los pueblos, para que estos mantengan su vitalidad, dinamismo y desarrollo rural. Además, las mujeres debemos ser protagonistas en este proceso”, apunta a la plataforma Adela Romero Ruano, presidenta de la Coordinadora Andaluza de Organizaciones de Mujeres Rurales (COAMUR).
Esta escasa presencia de mujeres jóvenes en la titularidad agraria pone de manifiesto la necesidad de medidas específicas para fomentar su incorporación, como el pago complementario del 15% destinado a mujeres jóvenes dentro de la Política Agraria Común (PAC) 2023-2027. “Es imprescindible continuar con el impulso de medidas específicas que faciliten el acceso de las mujeres a recursos financieros y tecnológicos, fomenten su incorporación como líderes jóvenes y reconozcan el valor añadido que aportan al sector”, señalan desde Cocampo.