El mercado suizo de productos biológicos vive un proceso de transformación profundo. El director de Marketing y Comunicación de Bio Suisse, Timo Pekgüçer, habla abiertamente de que «lo orgánico ya no es un nicho».
Y los argumentos son poderosos, ya que el formato ‘discount’ formado por Denerb, Lidl y Aldi han visto elevar sus ventas orgánicas en 150 millones de euros desde 2019.
«Las tiendas orgánicas tienen que reinventarse para sobrevivir, porque las cadenas le están tomando el pulso. Las tiendas necesitan ofrecer productos más especiales, organizar eventos o vender más online», expone Pekgüçer.
Los productores
El mensaje es también para los productores suizos, acostumbrados a tratar con las tiendas independientes y alejarse de las cadenas de la gran distribución. Pero la realidad es que «los productores tienen que cambiar, porque el marketing directo ha cambiado y los consumidores han dejado de acercarse a las tiendas especializadas«, señala Pekgüçer.
La opción de comprar los productos ‘bio’ por la web entra en declive porque los suizos han dejado de cocinar y vuelven a la restauración en la calle, donde los productos ‘bio’ no están tan desarrollados.
Y por este motivo Bio Suisse está trabajando en una nueva certificación para la restauración: Bio Cuisine. La asociación trata de satisfacer una necesidad tanto para la clientela que busta lo ecológico, como para la restauración que busca un reconocimiento.
Bio Suisse ha puesto al frente de este proyecto a Reto Thörig. Los análisis de Bio Suisse señalan que hasta 7.000 establecimientos podrían considerar tener el nuevo sello ‘bio’. «Nuestro objetivo es sumar alrededor de 700 empresas para 2027», expone Thörig.
Bio Suisse pone como ejemplo la experiencia de la restauración danesa, donde Organic Denmark ha puesto en marcha una iniciativa similar con gratas experiencias.
