La patronal ha asegurado que, por su parte, «nunca se ha dejado de negociar», añadiendo que la convocatoria de huelga por una supuesta «mala fe» de los empresarios se produjo tras haber presentado en diciembre una plataforma aprobada por las empresas que «suponía esfuerzos económicos y organizativos» para estas últimas.
También han señalado que se produjeron seis reuniones en el Sercla en las que se llegaron a acuerdos como la modificación del sistema de remuneración para alcanzar un pago regular mensual fijo voluntario, una jornada máxima de 48 horas, la subida del porcentaje de trabajadores que podían trabajar de lunes a viernes, la subida de las horas extras y el aumento de la edad de los hijos menores para reducir la jornada, entre otros.
«Finalmente, ante la sorpresa de los representantes patronales, los sindicatos presentaron un día antes de la convocatoria de huelga, una nueva propuesta que contenía unas peticiones absolutamente alejadas de los principios de acuerdo alcanzados», sostiene Coexphal, insistiendo en que los mismos eran «inasumibles» para las empresas.
Aseguran que fue ante este «ultimátum» y la «negativa» sindical a volver a la mesa de negociaciones cuando los sindicatos llevaron a cabo la huelga, cuando la patronal «no deseó en modo alguno llegar a este extremo».
«Las exigencias son de tal índole que no pudieron ser asumidas. No se puede ni debe firmar un convenio o pacto que luego no se pueda cumplir», han insistido.
Desde Coexphal han apuntado que el agricultor ha perdido un tercio del margen de rentabilidad en la última década, a lo que se añade la «presión de Marruecos», y la «franca decadencia» del principal producto almeriense, el tomate, como motivos que impiden continuar «perdiendo competitividad».
«La situación económica general en Europa tampoco recomienda hacer mudanzas que comprometan la viabilidad del sector», dicen.
La patronal considera que la rotura de los acuerdos son fruto de «instrucciones» llegadas desde «instancias sindicales superiores y ajenas a la provincia y al sector», apostillando que la huelga tuvo «naturaleza política».
«Un hecho notorio es que la movilización empezó por Valencia a finales de noviembre, después fue Murcia con un porcentaje de seguimiento de menos del 5% y ahora ha sido Almería», afirman.
Añaden que días antes de la huelga la patronal creía que la firma del convenio «sería inminente», y mantienen que, ante las «falsas informaciones a los trabajadores» y los «bulos», patronal y empresas seguirán «manteniendo íntegramente los derechos a los trabajadores del sector, respetando las condiciones establecidas en el convenio colectivo actual, todo ello mientras se continúa negociando el nuevo convenio colectivo».