Rusia no levanta el pie del acelerador con el tema del veto ruso y deja más de cuatro toneladas de tomate en la frontera con Bielorrusia por dudas sobre el origen. El importador bielorruso habla de origen de Ucrania, pero los inspectores rusos dudan de la veracidad del origen, según adelanta el operador alemán Akid Moudi, testigo presencial del hecho durante la semana pasada.
La partida de tomates la conformaban 204 bultos de los que 170 no tenían etiquetas, lo que despertó las dudas de los funcionarios de aduana, que decidieron a última hora echar para atrás la partida por dudas sobre el origen.
Desde que está el veto ruso, las importaciones de tomate a este destino han descendido casi un 20 por ciento a pesar de que Turquía, China y los productores de las repúblicas exsoviéticas han elevado su producción.