Aprovechando el escaparate que brindó la pasada Fruit Logistica, Arne Stensvad, investigador del NIBIO (Institute of Bioeconomy Research) de Noruega presentó un estudio realizado recientemente donde reveló la eficacia de la aplicación de los rayos UV-C para hacer frente a los hongos que afectan al cultivo de la fresa, sobre todo el oídio.
Una técnica que no es desconocida del todo, ya que desde hace tiempo se sabe que los rayos UV-C destruyen hongos y bacterias, y se utilizan, por ejemplo, para desinfectar equipos de salud.
En este escenario, el oídio es una importante enfermedad de la fresa especialmente si se cultivan en altos túneles de plástico o invernaderos.
Las investigaciones recientes han demostrado además que este tratamiento es eficaz también contra el oídio. Según Stensvad el tratamiento de las plantas con luz UV permite aumentar las defensas naturales de la planta contra los patógenos.
El control de las enfermedades es un proceso complicado en el que se combaten múltiples plagas en múltiples frentes y al mismo tiempo es necesario manejar la resistencia a los tratamientos disponibles.
Según Stensvad, si se consigue eliminar el oídio, uno de los patógenos más difíciles de suprimir con fungicidas, será posible controlar de manera más eficiente las demás plagas y enfermedades. USO. Con el uso de la luz UV-C esto se puede conseguir, permitiendo además usar menos fungicidas, preservar su efectividad, y conseguir al mismo tiempo un ahorro significativo.
El sistema de detección de luz que los hongos utilizan para controlar su desarrollo, ha evolucionado a lo largo del tiempo para poder adaptarse a un ambiente que no se mantiene estático. “La particularidad de los patógenos del oídio que les hace ser diferentes es que crecen fuera del huésped, es decir, en la superficie de las plantas y por lo tanto están muy expuestos a los rayos UV del sol”, apunta Stensvad.
Consiguen sobrevivir porque tienen un mecanismo bioquímico de reparación muy activo que repara rápidamente el ADN dañado por la exposición constante a la luz UV. Hace años se descubrió que los hongos responsables del oídio ‘apagaban’ este mecanismo de reparación durante la noche. Por tanto decidieron aprovechar esta “debilidad” exponiendo los hongos a una pequeña cantidad de luz UV-C durante la noche y consiguiendo eliminar el patógeno sin dañar las plantas.
Más información en el número 456 de la revista F&H. Pincha aquí para ver el artículo completo: