Plátano de Canarias alcanzó en el año 2023 el mayor volumen de comercialización de su historia en España, con un total de 440 millones de kilogramos vendidos.
Sin embargo, este hito se ve ensombrecido por los desafíos a los que se enfrenta el sector productor. Los bajos precios obtenidos en origen, iguales a los alcanzados en 2016 y 2017 con menos producción comercializada, se han combinado con incrementos de costes de producción que superan el 30% en los últimos dos años.
Los productores canarios han superado un año marcado por unas temperaturas medias que han llegado a ser 1,5 grados superiores al 2022, lo que ha llevado a un aumento de la producción del 35% respecto al año anterior, y a una caída fortísima en el precio. Un precio en niveles previos a la pandemia, pero con costes laborales, de agua y de materiales de producción y exportación que ha llevado al sector a una situación crítica en términos de viabilidad económica.
Si se considera el valor del mercado del plátano y la banana en España durante el año pasado, observamos que ascendió a 1.347 millones de euros. De esta cifra, 900 millones de euros correspondieron al plátano de Canarias, mientras que 447 millones de euros corresponden a la importación de banana.
Competir en igualdad con la banana importada
Para los cultivadores canarios las decisiones tomadas por la Comisión Europea en las últimas horas son claramente insuficientes e ineficaces si se quiere que la actividad agraria tenga futuro.
La Unión Europea debe avanzar para exigir a todos los productores, sean de donde sean, los mismos requisitos medioambientales en el uso de fitosanitarios y de respeto a los derechos de los trabajadores que se exigen a los productores comunitarios, condicionantes que están tras el aumento de muchos de los costes ligados al manejo y explotación de las plataneras. Una reclamación que no es nueva y que el sector lleva exigiendo desde hace más de 30 años.
La Asociación de Organizaciones de Productores de Plátanos de Canarias (ASPROCAN) insiste en que no es coherente abordar una Europa sostenible cuando la UE abastece sus mercados con productos no sostenibles que ganan cuota de mercado a costa de productos de la UE, más respetuosos con el planeta. Europa debe ser responsable no solo de lo que produce, también de lo que consume. Es imprescindible que todos los productos agrícolas de una misma categoría de producto, por ejemplo, banana o plátanos, que se comercializan en el mercado de la UE, compartan por igual la aplicación de las normativas europeas.
Afortunadamente, el sector ha logrado hasta ahora sostener la fidelidad de los hogares españoles, pero a pesar de ello, a los productores canarios se les compró su producto en 2023 a un precio medio de 0,83€/kg en los mercados mayoristas, mientras que el consumidor final paga alrededor de 2,11€/kg. Esto contrasta con la importación de banana, cuyo precio medio mayorista fue similar al del plátano (0,81€/kg), pero que se trasladó al consumidor a 1,41€/kg. La banana importada actúa como marca de distribución, derrumbando el precio mayorista, el más bajo de la Unión Europea, a la vez que se ve beneficiada por una política de márgenes en distribución que impide una mayor rotación del plátano al consumidor.
Acciones promocionales
Las acciones promocionales llevadas a cabo por los productores canarios lograron aumentar el volumen de consumo de la categoría plátano-banana en España en un 12% anual, lo que evitó una crisis definitiva, pero la proporción de cuota plátano de Canarias -banana importada se ha mantenido en una relación 60-40 en España.
En este 2024, los productores canarios han iniciado el año con los mismos problemas que el pasado, a los costes se unen los altos niveles de producción tras un invierno especialmente cálido en el archipiélago (+2 grados de temperatura media en enero), lo que subraya la importancia de impulsar acciones que ayuden mantener la actividad y preservar este sector clave para la economía regional y rural de Canarias. El plátano aporta anualmente más de 500 millones de euros a las islas y da trabajo a más 12.000 personas de forma directa y 5.000 indirecta.