Plantar rábanos, patatas o incluso flores en el espacio es un objetivo que está impulsando la ciencia en la última década animada a tantear con numerosas investigaciones si es viable una agricultura extraterrestre que pueda, en un caso hipotético, servir de alternativa a una Tierra de recursos finitos.
Ese deseo de conseguir un agricultura más allá de los confines de la Tierra viene aparejado, cómo no, al deseo y a los intentos de la Astronomía por conseguir que los humanos puedan pisar o incluso vivir temporadas en otros planetas.
Uno de los últimos estudios, impulsado desde España, lo ha publicado recientemente la revista Life Sciences in Space Research y sienta las bases para soluciones que permitan cultivar alimentos en Marte mediante la adaptación de especies vegetales –presentes en suelos ricos en yeso- a las condiciones del planeta rojo.
En concreto, proponen aprovechar la experiencia sobre flores del género gipsícola, entre las que se encuentran por ejemplo la jarilla almeriense y algunos narcisos.
Un punto clave de esta investigación es que plantea usar la edición genética para transferir las adaptaciones de las gipsícolas —como su eficiencia en el uso de nutrientes y su tolerancia a la aridez— a cultivos comestibles con el fin de desarrollar una agricultura extraterrestre viable.
¿Patatas en Marte?
Dentro de ese afán por saber si es posible cultivar en Marte, entre 2016 y 2017, la NASA, el Centro Internacional de la Papa y una universidad peruana diseñaron un experimento para ver si las papas pueden crecer bajo condiciones parecidas a las de Marte.
Una fase consistió en cultivar 65 variedades de papas en un suelo desértico similar al marciano y algunas de ellas consiguieron germinar.
También se diseñó un contenedor hermético que simulaba condiciones extremas similares a las de Marte para cultivar en ellas varias variedades de patatas y descubrir las mejores.
El contenedor albergaba tierra de suelos similares a Marte, era capaz de suministrar agua rica en nutrientes, controlar la temperatura para las condiciones diurnas y nocturnas del planeta e imitar su presión atmosférica, y niveles de oxígeno y dióxido de carbono.
Los científicos concluyeron que las futuras misiones a Marte que deseen sembrar papas tendrán que preparar el suelo con una estructura suelta y nutrientes para permitir que los tubérculos obtengan suficiente aire y agua para prosperar.
Objetivo: La Luna
Otro llamativo experimento tuvo lugar hace tres años cuando la Universidad de Florida cultivó semillas de la planta «Arabidopsis thaliana», que pertenece a la familia de la coliflor y la mostaza, y lo hizo sobre superficie lunar traída por las misiones Apolo 11, 12 y 17.
Se demostró que dicha planta terrestre germina en superficie lunar pero el crecimiento fue «difícil», lento y «muchas» mostraron morfologías de estrés severo.
El estudio concluyó que la superficie lunar puede ser útil para la producción vegetal pero no es un sustrato benigno por lo que la interacción entre plantas y materia lunar «deberá dilucidarse más» si se quiere «mejorar el soporte vital humano en otros mundos».
Desde la Estación Espacial
Los astronautas de la Estación Espacial Internacional (EEI) están también comprometidos con este asunto y en marzo de 2022 participaron en un estudio japonés sobre cultivo de musgo: reveló su capacidad para sobrevivir nueve meses en el espacio.
Además, al devolverlo a la Tierra, siguió viviendo y reproduciéndose, según el dossier dado a conocer hace una semana.
En concreto, los astronautas sacaron cientos de esporas de musgo al exterior y las expusieron a las condiciones extremas del espacio durante 283 días.
Estos científicos esperan que este trabajo «inspire la exploración del uso de musgos para desarrollar sistemas agrícolas en el espacio».
Hay que tener en cuenta que la EEI cuenta en la estación con un Hábitat Avanzado de Plantas: una instalación automatizada de crecimiento vegetal que proporciona un soporte vital vegetal de circuito cerrado y con una cámara de crecimiento con control ambiental.
Ya, por ejemplo, se han medido las respuestas metabólicas y fisiológicas de los rábanos cultivados en estas instalaciones.
Una rama de la ciencia agronómica se vuelca así con la investigación en búsqueda de la viabilidad de cultivos que den una nueva dimensión al concepto de la agricultura global.
Crónica: Juan Javier Ríos.



















