Los agricultores son los primeros afectados por la sequía y tendrán que adaptar los cultivos y zonas de cultivo en el agua. Reducción de los cultivos y la baja rentabilidad son efectos de la sequía prolongada y transfieren a la industria agroalimentaria y economía rural.
El año pasado, el área regada se ha reducido 30% y, este año, se estima que más del 50% del área no puede ser regada, que representa una pérdida directa de más de 1,1 billones de euros en el equilibrio de la balanza comercial, un sector que ofrece 150.000 empresas agrícolas responsable de 175.000 puestos de trabajo directos.
La cuenca del río Sado presenta las mayores limitaciones de agua a nivel nacional, variando el volumen de agua disponible en los nueve embalses de la región de 0% a 17%, según el boletín de los embalses de DGADR, emitido el 2 de febrero.