La industria fitosanitaria española es una parte importante del sector químico que se dedica a la elaboración de sustancias para proteger a las plantas de plagas y enfermedades.
El uso de estos productos, comúnmente denominados pesticidas o plaguicidas, ha permitido mejorar el rendimiento de los cultivos y ha representado un papel clave en la producción de frutas y hortalizas a gran escala.
En este escenario, la cantidad total de sustancias activas comercializadas en 2023 fue de 53.230 toneladas, lo que supone un 6 por ciento menos con respecto al ejercicio de 2022, que registró 56.627 toneladas, según las cifras que baraja el Ministerio de Agricultura Pesca y Alimentación.
Sin embargo, esta reducción de volumen no ha supuesto un retroceso en la eficacia de la protección vegetal, gracias a la incorporación de prácticas y sustancias más sostenibles.
Sustancias activas
El grupo de sustancias activas que presenta una mayor comercialización corresponde a los Fungicidas y Bactericidas, con una cantidad de 23.613 toneladas, representando un 44,36 por ciento del total y con un peso 15,1 puntos porcentuales inferior respecto a 2022.
Por otro lado, la comercialización de Herbicidas fue de 15.131 toneladas, lo que supone un 28,43 por ciento del total y con un aumento de su peso de 5,2 puntos porcentuales con respecto a 2022.
En un escalafón inferior se sitúa la venta de Insecticidas y Acaricidas, que supera el umbral de las 10.000 toneladas. En concreto, 10.250 toneladas, un 19,26 por ciento del total y con un aumento de 0,7 puntos porcentuales con respecto a lo que suponía en 2022.
La comercialización del grupo Molusquicidas y Reguladores del Crecimiento ascendió a 182 toneladas, lo que supone tan sólo un 0,34 por ciento del total y un descenso en su peso de 0,2 puntos porcentuales con respecto a 2022.
Por último, la comercialización de Otros Productos Fitosanitarios se cifró en 4.053 toneladas, lo que representa un 7,61 por ciento del total y un aumento en su peso de 3,4 puntos porcentuales con respecto a 2022.
