superficie tomate
Nacional

Nueva vía para crear tomates resistentes a plantas parásitas

Los investigadores han descrito por primera vez cómo se regula la producción de un compuesto esencial para la comunicación de la planta del tomate con su entorno, lo que permitirá controlar infecciones por platas parásitas, ha informado el CSIC.

Un grupo de investigación liderado por el Instituto de Biología Molecular y Celular de Plantas (IBMCP), centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Politécnica de Valencia (UPV), ha abierto una vía para crear tomates resistentes a plantas parasitarias sin afectar a su crecimiento.

Los investigadores han descrito por primera vez cómo se regula la producción de un compuesto esencial para la comunicación de la planta del tomate con su entorno, lo que permitirá controlar infecciones por platas parásitas, ha informado el CSIC.

Se trata del geranilgeranil difosfato (GGPP), del que derivan los carotenoides, pigmentos que dan el color rojo al fruto, y las estrigolactonas, hormonas que regulan el crecimiento de la raíz de la planta cuando necesita nutrientes como el fostato, pero también atraen a otras plantas parásitas. El hallazgo abre la vía para controlar la producción de este compuesto y obtener tomates más resistentes.

Según las fuentes, las plantas se comunican con otros seres de su entorno mediante señales visuales y químicas: pigmentos como los carotenoides ‘colorean’ las flores con néctar y los frutos maduros, señal que atrae a los animales que transportarán el polen y las semillas, favoreciendo la dispersión de la planta.

Derivados de los carotenoides como las estrigolactonas son exudados por las raíces de muchas plantas para atraer a micorrizas, hongos beneficiosos que ayudan a captar nutrientes y agua del suelo.

Las plantas parásitas usan las estrigolactonas como señales químicas para localizar las raíces de las plantas que parasitan, como el tomate, según ha explicado el CSIC.

Plantas resistentes con crecimiento normal

Muchas plantas parásitas usan las estrigolactonas liberadas por las raíces de las plantas de tomate para localizarlas e infectarlas y una solución a este problema sería generar plantas de tomate que no produzcan estrigolactonas.

Sin embargo, estos derivados de carotenoides también actúan como hormonas que regulan el desarrollo vegetal, y por eso las plantas sin estrigolactonas son muy ramificadas y menos productivas.

El trabajo es fruto de una colaboración entre el equipo liderado por Manuel Rodríguez Concepción y el de la investigadora de la UPV Purificación Lisón Párraga, ambos en el IBMCP de València, y la Universidad de Ámsterdam (Países Bajos).