Esas contrataciones extraordinarias se deben a los rápidos y profundos cambios en el consumo desde que comenzó la crisis del coronavirus, así como a la adaptación de tiendas y plataformas logísticas para garantizar la distancia social, ha explicado este lunes.
Desde mediados de marzo, se han contratado entre 200 y 300 personas por cadena, a los que se suman empleos indirectos a través de empresas de trabajo temporal o de la industria auxiliar que, en ciertos casos, superan los 1.000 puestos de trabajo.
En cuestión de un mes, se han registrado índices de contratación similares a los crecimientos anuales que las cadenas han experimentado en los últimos años, según un comunicado de Asedas.
Estos empleos son principalmente puestos de caja, reposición, secciones de frescos en tienda, preparadores de pedidos por internet y carretilleros para almacenes.
La mayoría de estos empleos son temporales, a tiempo completo, y muchas veces proceden de las bolsas de trabajo de las mismas compañías, que en gran parte han dedicado partidas extraordinarias de bonificaciones económicas para reconocer el esfuerzo «extraordinario» de sus empleados.
«Las cadenas de supermercados están realizando un gran esfuerzo organizativo y económico para responder a las necesidades de la población en cuanto al abastecimiento de alimentación y otros productos básicos», ha apuntado el director general de Asedas, Ignacio García Magarzo.
Con el refuerzo del personal buscan prepararse frente a «los cambios en el consumo que se sigan produciendo y seguir las normas de seguridad para empleados y clientes”, ha indicado Magarzo.