La crisis de la COVID19 supone una oportunidad muy importante para poner en valor los cultivos de frutas y hortalizas de invernadero en el sur de España. Se enmarcan dentro de los modelos europeos de producción, cumpliendo con las exigencias de la Autoridad de Seguridad Alimentaria de la UE. Además, tienen en cuenta las normas de las cadenas de distribución y están sujetos a las certificaciones de calidad más exigentes a nivel internacional. Todo esto nos permite afirmar que son los más apropiados para velar por la salud de los ciudadanos también en tiempo de pandemia.
Ahora, los consumidores son más conscientes que nunca del papel crucial que juegan los alimentos en la salud para alcanzar el bienestar y desarrollar una vida plena. Por eso exigen productos saludables y de calidad. A la vez valoran que en los procesos productivos se haya respetado el medio ambiente.
Frente a la coyuntura desatada por el coronavirus, los consumidores necesitan estar más informados que nunca sobre los modelos de producción de la Unión Europea y sobre los altos parámetros de calidad, trazabilidad, seguridad alimentaria y sostenibilidad ambiental de estas producciones.
En eso viene trabajando un consorcio internacional del que forma parte APROA, la Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de Andalucía, y que coordina, FruitVegetablesEUROPE (EUCOFEL).
Vanguardia
Los métodos europeos de producción de frutas y hortalizas se sitúan a la vanguardia mundial. Los cultivos de invernadero –ligados especialmente al sur de España, aunque también presentes en menor medida en el norte y centro de Europa, con sistemas distintos – obtienen altos estándares de calidad, que han permitido el éxito de estas producciones y su progresiva internacionalización. La experiencia y la tradición, unidas a la tecnología y la innovación son claves para garantizar a la población frutas y hortalizas sabrosas, seguras y saludables a precios razonables.
Almería y Granada, en el sur de España, son ejemplo en la gestión sostenible de los recursos naturales, donde los invernaderos sólo suponen el 3,4% del territorio de la provincia mientras que un 50% son espacios naturales protegidos.
Opción sostenible
Los invernaderos del sur de Europa son una opción sostenible, al prescindir de energía fósil, ya que utilizan una fuente de energía renovable e inagotable como es el sol, ahorra agua, reduce el uso de fitosanitarios y absorbe C02. De hecho, consumen hasta 30 veces menos energía que otros sistemas productivos.
Los invernaderos de Almería y Granada producen 4,5 millones de toneladas de hortalizas (principalmente, tomate, pimiento, pepino, berenjena, calabacín, melón y sandía) y abastecen a más del 47% del mercado interno y al 50% de los mercados europeos, llegando a superar el 60% durante los meses de invierno, cuando la producción continental no es viable debido a las bajas temperaturas. Desde que se declaró la pandemia por COVID-19, el sector ha demostrado su gran capacidad, garantizando el suministro de alimentos frescos dentro de la UE.