El informe, que ha sido presentado en Madrid, indica que la compra de pescados y mariscos ha disminuido un 14 %, seguida de la de frutas y hortalizas, un 8 %, y de la carne fresca, un 8 %.
Según ha explicado el director de Investigación y Análisis de Aldi, Ignacio Cid, la inflación ha provocado un cambio en los patrones de consumo por el que se ha reducido de forma visible la cantidad de compra de productos frescos.
Durante los últimos tres años, a juicio de Cid, se ha producido un «movimiento en los precios» que ha llevado también a los compradores a buscar nuevas opciones más económicas ante una subida generalizada de los precios.
En total, los frescos representaron 2 de cada 5 euros del gasto anual en alimentación de los hogares españoles, con 35.625 millones, una cifra ligeramente por encima del año anterior, cuando fueron 35.614 millones.
El gasto medio anual en frescos fue de 1.901 euros, un 8 % más que en 2021.
La reacción a este incremento de los precios se ha visto en el aumento de la demanda de «opciones más económicas frente a productos con un precio medio más elevado», según ha revelado el estudio.
En este sentido, los productos que protagonizaron un mayor incremento de precios pagados fueron la sandía (47 %), el salmón (25 %), el pepino (25 %), el melón y el plátano (23 %), el calabacín y la piña (22 %) y el melocotón y las fresas (21 %).
En carnes y charcutería, las más asequibles como el cerdo, el pollo, las salchichas o el jamón cocido han conseguido ganar espacio dentro de la cesta de la compra, mientras que las carnes con un precio más alto y el jamón ibérico han sufrido una importante caída.
Y en la categoría de pescados, que pierde peso «de forma notoria» en la cesta, los productos más afectados han sido el salmón y los cefalópodos.
Muchos menos frescos
La percepción de los consumidores es de un aumento de precios, pues nueve de cada diez (un 99,2 %) aseguran haber notado la subida del coste a causa del contexto inflacionista, según refleja el estudio.
Además, un 66 % de las familias españolas asegura haber reducido la cantidad de productos frescos que ha comprado en 2022 y un 60 % afirma haber disminuido la compra de determinados productos frescos en los últimos meses.
Por categorías, el 84,6 % de los consumidores reconoce haber reducido la compra de pescado y marisco fresco, y a cierta distancia, se sitúan los que afirman comprar menos carne fresca (64,8 %), fruta (30,9 %) y verduras y hortalizas (23,6 %).
Los más jóvenes, de menos de 35 años (69,7 %) y las mujeres (69,8 %) son quienes declaran haber reducido más su compra de frescos a causa de la subida de precios, según el estudio.
El estudio apunta a que todas las comunidades autónomas han reducido la compra de productos frescos en 2022 respecto a 2021 con Canarias a la cabeza el listado, con un 77 % de población que asegura haber recortado en estos productos.
Le siguen Castilla-La Mancha (70,7 %) y Andalucía (70,3 %) mientras el País Vasco es la región que menos ha renunciado a los frescos (solo lo ha hecho un 57,3 % de la población), junto con Galicia, Cantabria y Cataluña.
Otro de los factores que se ha analizado en el estudio son las tendencias de los comentarios realizados en redes sociales asociadas a los alimentos, donde el coste de los productos ha ganado el papel protagonista en el último año y se han realizado 19.800 comentarios sólo durante el tercer trimestre de 2022 sobre el alza de los precios.
Relacionado con este incremento, el estudio advierte que los usuarios relacionan, según sus comentarios, la subida de precios con la guerra de Ucrania y la crisis energética, razones que, a lo largo de los meses siguientes, han perdido peso hasta casi desaparecer.
