Beasley, que asumió la jefatura del WFP en abril de 2017, advierte que, «de hecho, el incremento más grande en las necesidades (alimentarias) está en Latinoamérica», donde este año se prevé que el número de personas en inseguridad alimentaria severa aumente un 269 % comparado con 2019, el mayor en términos relativos a nivel global.
En su primera visita a la región desde que se inició la pandemia, el alto representante del programa subrayó que una de las razones que le han llevado a viajar esta semana a Ecuador es la de «hacer saber al mundo que la COVID está teniendo un impacto dinámico y negativo en América Central y Suramérica».
Y apunta directamente al coronavirus como elemento catalizador de ese ascenso, que ha agudizado la ya de por sí deteriorada situación económica regional con la pérdida de ingresos y trabajo, en su mayoría informal.