Son muchos los parabienes que argumentan el Trasvase Tajo-Segura desde su nacimiento y posterior desarrollo, y mucho lo que se ha desarrollado el Sureste de España gracias a esta infraestructura que ahora está en duda por el Gobierno socialista de Pedro Sánchez.
«El Trasvase no es sólo una infraestructura. Es vida, empleo y progreso. Gracias a él, el 80 por ciento de la fruta y verdura de exportación de España se cultiva en la cuenca del Segura, generando más de 100.000 puestos de trabajo directos e indirectos y aportando 3.000 millones de euros anuales al PIB nacional», señaló Juan López, vicepresidente de Proexport, durante la celebración de la Asamblea 2025.
Son algunos números que arrojan otras realidades, como la de abastecer de agua a más de 2,5 millones de personas, regar 150.000 hectáreas de regadío, «sustentando el 40 por ciento de la producción hortofrutícola nacional», y ser «la alternativa más eficiente y sostenible, con un coste energético diez veces menor que la desalación, una tecnología que, además, no puede cubrir ni de lejos la demanda actual», apuntó López durante su alocución el jueves pasado.
El vicepresidente de Proexport recordó que «recortar el trasvase es condenar a la ruina a miles de familias y supone hipotecar la huerta de Europa por cálculos políticos cortoplacistas».
Desde Proexport se señala que «las desaladoras no son la solución», ya que su agua cuesta 1,20 euros por metro cúbico, frente a los 30 céntimos del trasvase y «su producción es insuficiente».