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Las mujeres rurales reivindican su papel esencial para la sociedad en este 8M

El campo enfrenta 2021 con denuncias de bajos precios, afectado por la pandemia de la covid y una exigente nueva Política Agraria Común (PAC); problemas que las mujeres rurales suman al de la discriminación por su género y la reivindicación de sus papel esencial para la sociedad.

Las responsables de las asociaciones de mujeres rurales puede provenir de distintos puntos de España o diferentes posicionamientos, pero sus dificultades son básicamente las mismas: dificultades para conciliar familia con trabajo, falta de reconocimiento de su papel en el sector agrario, trabas para acceder a formación y empleo, y la violencia de género.

La presidenta de la Asociación de Mujeres de Cooperativas Agro-alimentarias, Jerònima Bonafé, insiste en la necesidad de que las mujeres coticen por la actividad agraria realizada y que hagan uso de herramientas para hacer valer sus derechos como la titularidad compartida o la participación activa en sociedades y cooperativas, además de reivindicar la contribución femenina en la agricultura.

Puesto en valor de la mujer rural

Bonafé cree que en la pandemia la sociedad ha tomado más conciencia de la labor esencial del sector agrario, algo que «de rebote» ha servido para «poner en valor el papel de la mujer rural», que este año afronta un acentuamiento de la crisis económica y necesita el apoyo de las administraciones y la población.

Para la presidenta de la Asociación de Familias y Mujeres del Medio Rural (Afammer), Carmen Quintanilla, este Día de la Mujer ha de servir para reivindicar el importante papel de las mujeres en el campo y el «largo camino que queda todavía por recorrer» para alcanzar mejores salarios y condiciones laborales.

Afirma que el desempleo «tiene cara de mujer», especialmente acentuado en esta crisis económica causada por las restricciones para frenar la pandemia, cuando el empleo -como insiste Quintanilla- es el «pilar fundamental» de su independencia económica.

Fin brecha digital

La presidenta de la Federación de Mujeres y Familias del Ámbito Rural (Amfar), Lola Merino, explica que su organización pide este 8M el fin de la brecha digital, que afecta de manera directa a las mujeres, ya que en su opinión impulsando la digitalización en el rural se facilita la formación a distancia y el impulso de los negocios, incluso entre restricciones.

Esto influye de manera directa en el combate contra la despoblación, resalta Merino, quien defiende que «las mujeres son la pieza esencial para fijar la población en las zonas rurales».

La Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (Fademur) ha impulsado en estos días un «semillero virtual» para recoger firmas contra la desigualdad de género en los pueblos y visibilizar las reivindicaciones feministas.

Avanzar en igualdad

Su presidenta, Teresa López, destaca que quieren transmitir que «en el mundo rural español existe un compromiso firme para avanzar en igualdad», ya que la España rural «necesita una revolución» que ha de ir acompañada de mejores condiciones de vida para las mujeres, que además de sufrir el golpe de la pandemia en sus negocios están asumiendo todavía más labores en el hogar por los cierres de servicios.

Por su parte, la presidenta de la Federación de la Mujer Rural (Femur), Juana Borrego, avanza que ya están celebrando el Día Internacional de la Mujer con formación a mujeres sobre servicios que no suelen haber en el rural para que «tengan opción» a trabajo.

«Todavía existe una invisibilidad que sufren las mujeres en España y otra añadida por las condiciones que tiene el mundo rural, dada la falta de medios y servicios», lamenta, por lo que reclama políticas transversales «en todos los ministerios» e iniciativas empresariales que incluyan a la mujer.

Retroceso

La presidenta de la Federación de Mujeres del Mundo Rural (Ceres), Inmaculada Idáñez, tras pedir al Gobierno que firme la Declaración de los Derechos Campesinos para fomentar la igualdad de las mujeres en el campo, plantea que las medidas para frenar la pandemia han supuesto un «retroceso» para la mujer rural, ya que «muchas mujeres tuvieron que abandonar sus trabajos para cuidar a sus hijos e hijas, y mayores».

El retroceso, a su juicio, también se produjo porque han sido muchas las que no han tenido una correcta conexión a Internet, lo que les ha impedido que participen en reuniones y formaciones: «Ni llegan las redes, ni estamos preparadas, ni tenemos formación en redes sociales, y eso dificulta mucho más la participación».