Así y si bien las cifras están cambiando, las madres continúan siendo el miembro que toma gran parte de las decisiones de compra de la familia. Y entre esas decisiones se encuentra la de apostar por los productos ecológicos. Especialmente alimentos e ingredientes frescos -frutas y verduras-. Las millenials les destinan un 8% de la cesta de la compra, un 1,5% más que la generación anterior. Y las ventas de productos ecológicos crecen un ritmo bueno y constante -en concreto un 22% durante el último año-, lo que pone de relieve una mayor concienciación.
Esta crece a medida que disminuye la edad de las madres. También tiene que ver la influencia que ejercen los propios niños sobre sus mamás, pues los más pequeños se encuentran mucho más concienciados que los adultos en este tipo de cuestiones. Otra cuestión que influye es el lugar de residencia y el nivel económico. Aquellas que cuentan con ingresos medio-altos y viven en núcleos urbanos grandes son las que más apuestan por estos productos conscientemente.
Hay que considerar que muchos los consumidores perciben que los alimentos ecológicos son más caros. En cualquier caso esto dependerá de dónde los adquiramos y del producto en sí mismo. Por no hablar de que lo barato puede acabar saliendo caro, sobre todo si hablamos en términos de salud y de la relación de los pesticidas y alimentos procesados con el desarrollo de ciertas enfermedades.
¿Qué induce a las madres a comprar ecológico?
Entre las razones para comprar productos ecológicos se encuentra, como decíamos, la mayor conciencia por la sostenibilidad. Sin embargo, el dato llama la atención, básicamente porque, según las cifras de Acierto.com, a 8 de cada 10 consumidores no les importa si lo que compran es sostenible o no. En cualquier caso, aquí lo importante es que el 40% de los hogares españoles consumen productos ecológicos, aunque sea de vez en cuando.
La facilidad de acceso a estos productos ha influido muchísimo pues, si bien hace unos años resultaba complicado encontrarlos en el mercado y había que acudir a sitios especializados o grandes superficies, actualmente muchos supermercados cuentan con esta clase de opciones -donde las adquieren el 72% de los consumidores-. Algo que, a su vez, ha provocado un aumento de la oferta y una caída de los precios. El papel de Internet y la popularización de la compra online también ha tenido mucho que ver.
Asimismo, las madres millennials y jóvenes en general se encuentran más informadas y buscan con más frecuencia información online sobre la alimentación de sus hijos. De hecho son conscientes de los beneficios de los productos ecológicos, libres de pesticidas y fertilizantes sintéticos, así como aquellos que vienen envasados en recipientes biodegradables.
El sabor es otro punto importante, pues resultará más sencillo que nuestros hijos se alimenten bien y elijan la fruta y la verdura si esta sabe notablemente mejor. Además, los alimentos ecológicos contienen mayores concentraciones de antioxidantes que los convencionales, y los cultivos ecológicos poseen una concentración un 50% inferior en metales pesados.
6 de cada 10 madres ignoran si sus hijos se alimentan bien
Llegados a este punto cabe comentar un dato curioso: que hasta 6 de cada 10 madres no saben si sus hijos comen bien o mal. Sí, porque aunque saben distinguir un alimento sano de otro que no lo es, ignoran la cantidad idónea que debe consumirse. Es decir, existe cierta desinformación.
Además, prefieren sucumbir a los gustos de su peque y no luchar por la comida con el objetivo de aprovechar el máximo tiempo posible con él. Teniendo en cuenta los índices de obesidad y sobrepeso infantil (de más del 16%) y que 7 de cada 10 niños afirman que no les gusta la verdura, no deberíamos pasar por alto estas cuestiones.
¿Quién decide qué comprar en casa?
Volviendo al cambio de tendencia referido al principio, los datos del informe revelan que, aunque tradicionalmente las madres eran las encargadas de gestionar y planificar las compras familiares -casi el 80% de las madres de la generación Z prefieren hacerlo-, este rol está cambiando -conforme cambia la sociedad-. De hecho, en el caso de las mamás de la generación Y (millenials) el porcentaje baja hasta el 64%. ¿El motivo? Que prefieren compartir esta responsabilidad con su pareja.
En cualquier caso y aunque a las madres millennials les importa más la sostenibilidad, todavía es una asignatura pendiente. De hecho, por ejemplo, son muy pocas las que apuestan por la moda sostenible. El principal motivo es el acceso y el precio. Es decir, a diferencia del sector alimentario, afirman que les resulta mucho más complicado encontrar marcas de moda sostenible al alcance de la mano, sobre todo para sus hijos que, para más inri, no dejan de crecer, con el desembolso que eso implica.
Además y si solo hablamos del sector alimentario, todavía queda mucho por hacer como mejorar la gestión de vertidos y residuos, atenuar el impacto que generan los envases -y optar por otros más sostenibles o biodegradables- y combatir el desperdicio alimentario, entre otros. Un punto en el que invertir será muy necesario, tanto por parte de las empresas como de la administración pública -esta inversión se encuentra un 10% respecto de la media que se hace en el viejo continente-.
Las millennials, las que más comparan online
Para acabar, el estudio también revela que las compras online de este tipo de productos han crecido, junto con el resto de las adquisiciones en la red en general de las madres, que aseguran que gastan más online desde que tuvieron a su hijo. Y parece que es cierto, porque solo en portales de segunda mano, la categoría de niños y bebés ocupa el tercer puesto de productos más vendidos.
Independientemente de la plataforma que escojan, hasta el 90% compara online antes de comprar -independientemente de dónde acaba haciéndolo-, y las millennials son las que más planifican la compra. Hasta se valen de cuponeras y otras herramientas de folletos y descuentos. Es por eso que también son las más ahorradoras. La web les permite encontrar una amplia variedad de productos y ofertas y comparar de forma rápida, sin necesidad de invertir demasiado tiempo y desde la comodidad de su domicilio.
