Sorpresa ha causado en el sector del transporte por carretera el Real Decreto aprobado este martes en Consejo de Ministros, por el que se aprueban ayudas para la transformación de flotas de transporte de viajeros y mercancía por carretera.
El objetivo es fomentar la inversión e impulsar la transformación del parque actual de vehículos, introduciendo tecnologías de propulsión de vehículos que utilicen energías alternativas, favoreciendo la descarbonización y la reducción de emisiones contaminantes.
Las ayudas aprobadas, que cuentan con una dotación inicial de 174 millones de euros, ampliables hasta un total de 400 millones en los próximos años, serán gestionadas por las Comunidades Autónomas a través de sus propias convocatorias, se destinarán a la financiación de diversas actuaciones subvencionables dirigidas directamente a empresas y autónomos, entre las que destacan por su importancia para la empresas de transporte el achatarramiento de vehículos, la compra de vehículos propulsados por energías alternativas y el retrofit o transformación de los actuales motores de propulsión por diésel, así como la adquisición de semirremolques para el transporte intermodal.
Sin embargo, pese a que el objetivo perseguido es reducir las emisiones del sector del transporte por carretera mediante vehículos nuevos propulsados por energías alternativas bajas en carbono, las ayudas del Gobierno dejan fuera no solo la adquisición de camiones diésel de última generación, sino también incluso los propulsados por gas natural GNL o GNC, a diferencia de otros países europeos, mientras que en cambio sí se financia incomprensiblemente la compra de autobuses propulsados a gas.
Las ayudas establecidas por el Real Decreto contemplan para cada línea de actuación una cuantía fija establecida en función de diferentes aspectos tales como el tipo de destinatario, es decir, empresa o autónomo, categoría y tipo de vehículo y nivel de emisiones, estableciéndose requisitos específicos para cada una de ellas.