El proyecto EggPreBreed «ayudará a conseguir nuevas variedades más resistentes al cambio climático, a condiciones extremas de temperatura, sequía y salinidad, así como a enfermedades (por ejemplo, marchitez bacteriana) y plagas (ácaros y moscas blancas) que afectan a este cultivo», ha informado la UPV en un comunicado.
El equipo de investigadores ha conseguido ampliar la base genética e identificado nuevos materiales con alto potencial para transformar la producción de berenjena.
“Estos materiales representan una revolución y facilitarán la vida de los productores de berenjenas en todo el mundo, para obtener nuevas variedades con unas características hasta ahora desconocidas”, asegura Jaime Prohens, líder del proyecto EggPrebreed.
El equipo del COMAV-UPV, junto a expertos de la Universidad de Peradeniya (Sri Lanka), la Universidad Félix Houphouët-Boigny (Costa de Marfil), el World Vegetable Centre (Taiwán) y varias empresas de semillas evaluó el potencial, para la obtención de las nuevas variedades, de parientes silvestres de la berenjena que antes de este proyecto apenas se habían utilizado en los programas de mejora y cruzamiento.
Todo ello con el objetivo de ampliar la base genética y desarrollar materiales resilientes mejor adaptados al cambio climático.
Este trabajo permitió identificar materiales genéticos de potencial interés no solo por la adaptación al cambio climático, sino también para hacer frente a algunos de los principales problemas actuales de la berenjena, como el marchitamiento bacteriano, los nematodos y plagas como la mosca blanca y la araña roja.
“Evaluamos la respuesta de estos materiales tanto en condiciones reales de cultivo, como imitando el estrés que puede originar en el cultivo el cambio climático, lo que fue todo un desafío. Además, cultivamos las nuevas variedades experimentales en áreas secas en Sri Lanka y Costa de Marfil, así como en parcelas infestadas en campos de Taiwán, Sri Lanka, Camerún y Egipto para conocer su respuesta frente a la marchitez bacteriana y nematodos, así como en terrenos afectados por salinidad”, explica Jaime Prohens, quien añade que «los resultados fueron muy positivos».
En total, los investigadores de la UPV han obtenido más de 200 híbridos y líneas distintos a partir del cruce entre variedades autóctonas de berenjena y diferentes especies silvestres procedentes de África, Oriente Medio, el sudeste asiático y América.
Entre sus resultados, el equipo del COMAV destaca los obtenidos con materiales de introgresión con especies silvestres que crecen en condiciones desérticas extremas, como S. incanum, o aquellos que son resultado del cruzamiento con la maleza invasora S. elaeagnifolium, una especie de origen americano que es muy tolerante a la sequía.
“Por primera vez se han obtenido materiales de retrocruzamiento entre berenjena, un cultivo nativo del Viejo Mundo, con una especie de origen americano, lo que representa un gran avance en el mejoramiento de este cultivo que abre a los productores el acceso a un nuevo acervo genético completamente inexplorado».
«El hecho de que pudiéramos obtener híbridos y retrocruces con una especie que evolutivamente se separó de la berenjena hace casi siete millones de años es una hazaña extraordinaria”, añade el investigador del COMAV-UPV.
“Los resultados son especialmente útiles para quienes trabajan en la mejora genética de los cultivos; pone los cimientos para revolucionar la producción de este cultivo, catalogado como uno de los 35 más importantes para la seguridad alimentaria mundial, abriendo la vía a la obtención de esas nuevas variedades que respondan a los desafíos del cambio climático y otros enemigos naturales”, indica Jaime Prohens.