La producción de chirimoya descendió un 14,5 por ciento durante el ejercicio 2023-2024, según el Observatorio de Precios y Mercados de la Junta de Andalucía. Un descenso del 14,5 por ciento, y por primera vez en los últimos cinco años bajaba su oferta por debajo de las 40.000 toneladas.
Las 37.437 toneladas producidas se debieron a los efectos de la sequía durante la campaña pasada. En los cuatro años anteriores, los volúmenes se habían mantenido firmes, siempre por encima de las 43.000 toneladas.
La superficie se mantiene invariable, a pesar del empuje de otros cultivos tropicales en la zona como aguacate o mango. Andalucía sumó 3.041 hectáreas, la misma cifra que en la campaña anterior. La tendencia va al alza, aunque un alza muy medida -3.032 hectáreas en el ejercicio 2019-2020-.
Las nuevas variedades de chirimoya han permitido que la producción se alargue hasta el mes de mayo, aunque el grueso se concentra entre septiembre y diciembre.
Durante septiembre y diciembre se comercializó el 87 por ciento de la producción de la campaña.
Precios y consumo
Los precios siguieron la dinámica de los últimos cinco años, a pesar del descenso de la oferta. Salvaron el euro por kilogramo, manteniéndose la dinámica de diente de sierra. La campaña 2022-2023 se alcanzó 1,1 euros de liquidación.
Y las dinámicas de consumo se mantienen inalterables. El 90 por ciento del consumo de chirimoya se realiza en España con Andalucía acaparando el 34 por ciento de la demanda.
Andalucía y las regiones del sur «demandan los calibres grandes, pero a medida que avanzamos hacia el norte de España se consume menos cantidad y calibres más pequeños», detecta el Observatorio de Precios y Mercados de la Junta de Andalucía.
Un detalle a tener en cuenta: el 70 por ciento de los españoles que consumen chirimoya viven en hogares sin hijos y tienen más de 50 años.