Los autores del estudio aseguran que en los últimos seis años «los hogares han acentuado la búsqueda de salud en su alimentación, aunque sin prescindir de otros factores como practicidad y ocio».
En esta tendencia se enmarcan los cambios a la hora de preparar la comida, con el frito en caída libre -ha perdido 8,7 puntos respecto a 2011- para beneficio de la plancha (34,9 por ciento de las ingestas), el hervido (34,7 por ciento) y lo crudo o sin cocinar (24,2 por ciento).
El informe apunta a que los atributos más valorados por los españoles a la hora de decidir qué comer en el propio domicilio son la relación entre placer y sabor, la practicidad y la costumbre, y la salud.
A la hora de hacer la compra, los consumidores tienen cada vez más en cuenta la proximidad del supermercado, que pasa a ocupar el primer puesto a la hora de establecer sus preferencias, por delante de la calidad y los buenos precios. Sobre la compra de alimentación a través de Internet, el Panel señala que apenas el 9 por ciento de los españoles utilizó este canal a lo largo de 2016, casi dos puntos menos que el año anterior, aunque el porcentaje aumenta sensiblemente entre la población más joven (de 25 a 39 años), segmento en el que se sitúa en el 14,3 por ciento.




















