Los horticultores holandeses han renunciado a seguir con el cultivo con el trasplante ya realizado, ya que la factura de energía en estos meses supone el 50 por ciento de los costes de explotación en tomate rama en la campaña de invierno.
Este freno al 50 por ciento de la superficie holandesa supone que los programas internacionales se tendrán que cubrir con oferta de otros orígenes. Alemania y los destinos nórdicos ya buscan ofertas complementarias.