La chirimoya es un producto de consumo meramente español. No en vano, entre el 60 y el 80 por ciento de la producción pasa por las manos de los mayoristas de los Mercas y el resto se reubica entre cadenas, operadores independientes y la exportación.
Pese a que la chirimoya tiene una amplia aceptación en el mercado español, la exportación también empieza a ganar protagonismo. De hecho, las expediciones desde la provincia de Granada a la Unión Europea de chirimoyas, un producto que se da exclusivamente en la costa granadina y en parte del litoral de Málaga, han aumentado un 42 por ciento en el pasado ejercicio 2024-25.
Según datos del Soivre, organismo dependiente del Ministerio de Economía, de agosto del 2024 hasta junio de 2025 se han exportado a la UE desde la provincia de Granada más de 1.700 toneladas de chirimoyas, frente a las 1.200 toneladas comercializadas en el mismo periodo de la campaña precedente.
Otra de las claves han sido los avances en investigación realizados por el sector. “Se está logrando la desestacionalización de la chirimoya, alargando la campaña y manteniendo la calidad del género”, apunta Antonio Rodríguez, presidente del Consejo Regulador de la Chirimoya de la Costa Tropical de Granada-Málaga y gerente de Los Cursos.




















