Las altas temperaturas y las últimas lluvias de mayo y junio han provocado una merma cercana al 10% de la producción sobre las 92 toneladas/hectárea contratadas, ha señalado la organización agraria en una nota.
En este sentido, ha recordado que el tomate es un cultivo fundamental para el regadío de la región, al suponer el 90% de la producción de tomate de industria de España y ocupar a 16 industrias transformadoras en Extremadura.
Las primeras fábricas han comenzado este viernes a recibir producción, algo que se generalizará a lo largo de los próximos días ya que la subida de las temperaturas ha avanzado la maduración del tomate.
En lo que respecta a la producción, UPA-UCE ha señalado que aún pueden producirse variaciones en la campaña que queda por delante al ser este cultivo muy sensible a la meteorología aunque la superficie sembrada este año es mayor que la de 2022.
En concreto, se han alcanzado las 22.000 hectáreas plantadas frente a las 19.500 del pasado año marcado por la sequía. Sin embargo, esta vez tampoco se ha llegado a la media habitual que supera las 23.000 hectáreas.
Además, este año la sequía ha afectado de manera desigual a la plantación de tomate en la región, ya que hay zonas que no han podido sembrar todo lo previsto por las restricciones en el riego, como es el Canal de Orellana, ha apuntado.
Por tanto, no se ha podido recuperar la superficie normal prevista en un cultivo «tan importante para nuestro regadío», ha incidido.
Con respecto a la rentabilidad, este año se ha producido «una subida significativa» en el precio de la contratación en un 47%, al pasar de los 102 euros/tonelada en 2022 a 150 euros actuales.
Pese a que esta subida es un «logro significativo, fruto del frente común en la negociación realizado por las organizaciones agrarias y las OPFH, el precio sigue resultando ajustado debido a la mencionada bajada de la rentabilidad de las explotaciones».
Según la organización, «siendo este un cultivo tan sensible a las lluvias o temperaturas, las medias de la producción que se contratan no se llegan a cumplir salvo años extraordinarios».
Por ello, UPA-UCE «estará vigilante en la próxima campaña para que se produzca un reconocimiento de la subida de los costes de producción y una actualización en el precio de contratación».
«Habrá que tener en cuenta en el futuro que teniendo este producto una evolución favorable en el mercado internacional, y que la industria no tiene problemas de almacenamiento, parte de los beneficios deberá traducirse en mejores precios para los productores”, según el secretario general de UPA-UCE, Ignacio Huertas.
Por otro lado, UPA-UCE ha celebrado la consecución de las ayudas anunciadas por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para los productores de tomate que no han podido sembrar en 2023 todas las hectáreas previstas debido a la sequía.