Hoy se celebra el Día Mundial de la Alimentación y por este motivo Koppert quiere recordar que en el escenario de una pandemia mundial y un clima cambiante, la resiliencia de los cultivos se ha convertido en un factor vital en nuestra lucha por producir alimentos con recursos cada vez más limitados. La pregunta a la que siempre nos enfrentamos es: ¿Cómo lograr la seguridad alimentaria para una población mundial en aumento mientras se mejoran los sistemas de producción de alimentos para aliviar la presión sobre el medio ambiente y los recursos?
En la búsqueda de respuestas, Koppert Biological Systems, líder mundial en lo que respecta a soluciones innovadoras para la agricultura y la horticultura, ha invertido gran parte de su conocimiento e investigación en encontrar soluciones microbiológicas para superar los retos actuales y futuros de la producción de alimentos, como la salud y la resiliencia de las plantas, la resistencia a la sequía, enfermedades y patógenos.
“Habiéndose concentrado inicialmente en soluciones basadas en insectos beneficiosos para el control de plagas en la horticultura y la agricultura, Koppert siempre ha sido consciente de que se debe tener en cuenta toda la planta, tanto por encima como por debajo del suelo, cuando se trata de la sanidad vegetal. Hoy en día, una cantidad cada vez mayor de nuestros recursos se invierte en soluciones microbiológicas», según el director de marketing corporativo de Koppert, Peter Maes. «Creemos firmemente que la sanidad vegetal basada en soluciones biológicas, con macroorganismos y microorganismos, puede contribuir realmente a resolver los problemas a los que nos enfrentamos en la agricultura y la horticultura en estos días».
«No habría vida en la tierra sin bacterias, hongos y virus; son vitales para mejorar la productividad agrícola», dice Ed Moerman, experto en desarrollo agronómico de Koppert. “Disponemos de una serie de soluciones microbianas para enfermedades como Pythium, Fusarium y Rhizoctonia, y plagas como la mosca blanca. Por ejemplo, Trianum es un producto a base del hongo Trichoderma harzianum T22 que no solo protege a las plantas contra enfermedades transmitidas por el suelo, sino que también promueve el crecimiento vegetal. Permite a las plantas hacer frente al estrés abiótico y producir un buen rendimiento y calidad en condiciones de crecimiento de escasos recursos.”
Cambiar el comportamiento del consumidor
Existe una creciente conciencia de que los sistemas agrícolas deben cambiar para garantizar una mayor seguridad alimentaria, la biodiversidad y proteger el medio ambiente. Al mismo tiempo, la pandemia mundial actual ha acelerado la presión de los consumidores por obtener una producción alimentaria sostenible y una alimentación segura.
A consecuencia de la pandemia, los consumidores han entendido el importante papel que juega la comida en la resistencia del ser humano a las enfermedades. A los pocos días del brote de COVID-19, los patrones de compra comenzaron a cambiar y más personas que nunca compraron sus alimentos y otros productos en Internet, con muchas ventas directas dirigidas a agricultores locales, cajas con lotes de alimentos y mercados al aire libre. Confinados en casa debido a las medidas por COVID-19, los consumidores han tenido más interés que nunca en la procedencia de nuestros alimentos.
“En Koppert, esperamos que aumente la conciencia de los consumidores y la presión que ejercen sobre la forma en que se producen los alimentos. La gente se está volviendo cada vez más crítica sobre el uso de químicos en la agricultura y es por eso que estamos intensificando la producción de soluciones microbiológicas en todo el mundo”, afirma Peter Maes. «Estamos convencidos de que esta es la manera de mejorar la producción de alimentos en el futuro, ya que las soluciones microbiológicas pueden contribuir a la salud del suelo y la resiliencia de las plantas al estrés».
“Los microbios son esenciales para el funcionamiento general y el bienestar del ecosistema en su conjunto. Aún queda mucho por hacer. En Koppert somos conscientes del inmenso potencial que el mundo invisible de bacterias, hongos y virus puede ofrecer a la producción de alimentos y estamos trabajando arduamente para desarrollar aún más este potencial en productos asequibles que tengan una eficacia probada para permitir métodos de producción más sostenibles que den como resultado cultivos resistentes frente a tensiones bióticas y abióticas y producir alimentos frescos con una alta calidad visible y nutricional”, dice Ed Moerman, de Koppert.
Según el informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, el mundo no está en camino de lograr el Hambre Cero para 2030. “135 millones de personas sufren de hambre aguda, y la pandemia de COVID-19 ahora podría duplicar ese número, poniendo a 130 millones de personas más en riesgo de padecer hambre a finales de 2020”. Dicho informe reclama un «cambio profundo de los sistemas alimentarios y agrícolas mundiales para aumentar la productividad agrícola y la producción alimentaria sostenible y mitigar la amenaza del hambre». Koppert ya trabaja en esa dirección.