F&H: ¿Por qué cree que fomentar la sostenibilidad en los procesos bio va en aumento, y no sólo la oferta ecológica?
J.M.E: «Es evidente que el consumidor, sobre todo joven y formado, está cada vez más concienciado con el cambio climático, movimientos como el «Break Free From Plastic», o el aumento de los consumidores de perfil vegano por ejemplo pone de manifiesto las nuevas exigencias que la ciudadanía demanda. No se trata solo de un producto fresco y de sabor. Es un estilo de vida y productivo más sostenible y eso afecta a las expectativas de los consumidores que exigen un producto más sostenible con el medio ambiente.
F&H: ¿De qué manera recogen ustedes esos principios en su actividad?
J.M.E: «En nuestro «ideario de empresa» trabajamos conceptos y modelos de desarrollo como huella hídrica, huella de carbono, bio economía circular, agricultura de precisión, permacultura. Estos modelos de desarrollo han venido para quedarse. Y la pandemia que nos ocupa está acelerando el proceso».
Invernaderos solares
F&H: ¿Es sólo una motivación comercial introducirse en esta línea de trabajo?
J.M.E: «Por supuesto que hay una motivación comercial, pero es porque la sociedad ya lo está demandando y es un proceso imparable. El que existan espacios áridos no es pretexto. La diversidad que hay en Almería de especies autóctonas es inmenso y por su naturaleza están ya adaptadas a nuestras características climáticas y edafológicas. No se trata de adornar las fincas con tulipanes, si no de crear ecosistemas con plantas autóctonas que en la mayoría de las veces crecen de forma silvestre en nuestros campos. Hace algunos años escuche a Juan Colomina (Coexphal) definir a los agricultores como ‘horticultores de invernaderos solares´. Es una definición que me encanta y añadiría a esta afirmación la de ‘creadores de bio diversidad’.
F&H: ¿Sufre mucho el que lo hace como argumento comercial?
J.M.E: «No creo que sea cuestión de que compense, que compensa. Es cuestión de si vamos a cultivar en nuestras explotaciones el producto que nos demanden los consumidores. No quiero decir que todo el mundo se dedique ahora a la agricultura ecológica. La agricultura convencional tampoco esta ajena a este modelo de desarrollo».
F&H: Esta corriente regeneracionista no es nueva y hay en España diferentes iniciativas. ¿Hay que ser extremista bio para dar este paso?
J.M.E: «En el sureste de España hay empresas que están haciendo las cosas de forma impecable, y los resultados son apreciables. Pienso que hay que ser extremista tan solo con los extremistas. La única motivación debe ser la de satisfacer las demandas de los consumidores y seguir siendo punta de lanza en la cadena de suministro; crear una filosofía de mejora continua alejada de la autocomplacencia y el conformismo. Y producir lo que está vendido. Hay empresas que ya operan de esta manera».
Tiempos
F&H: ¿Cuánto tiempo pasa desde que se instala la primera piedra hasta que finaliza el proyecto de la producción ecológica?
J.M.E: «Depende de la cantidad de diversidad que se quiera incorporar a la explotación agrícola y con qué objeto. No creo que sea una iniciativa con tiempo establecido. Lo veo como un concepto de trabajo y mejora continua, en el que se pueden incorporar especies de temporada y especies vivaces, que sirvan a su vez como reservorios para los depredadores naturales de nuestras plagas más comunes así como productoras de polen. Los jardines son elementos vivos que evolucionan según la época del año».
F&H: ¿Cree que proyectos regeneracionistas como el suyo servirán de inspiración a otros horticultores bajo invernadero?
J.M.E: «El vergel no solo existe alrededor de la zona productiva, también se crea en el interior de la zona productiva. Desarrollar isletas de diversidad en las bandas interiores del invernadero así como en las zonas donde normalmente se inician los focos de plagas en nuestros invernaderos. Por suerte no soy el único, hay ya mas agricultores de los que podemos imaginar que están trabando y modificando sus fincas para crear ecosistemas ricos en diversidad paisajística».
F&H: ¿Qué inversiones han de realizarse para lanzar un proyecto de este perfil?
J.M.E: «La principal inversión es generar el hábito. Es un reto desterrar la idea de que si tenemos una parcela de 3 hectáreas, usemos de superficie productiva al 100 %. Debemos de cambiar el chip y pensar que las zonas de biodiversidad no son zonas desperdiciadas para el cultivo, si no que son parte del manejo de este.
Tenemos que crear invernaderos que sean agradables a la vista que nos trasmitan olores, colores, limpieza, orden y sensaciones reconfortantes a la hora de trabajar en ellos o de visitarlos».
F&H: Pero no todas las fincas tienen las mismas posibilidades …
J.M.E: «Evidentemente fincas con mayor superficie tienen más posibilidades de crear zonas ajardinadas y perímetros verdes. Pero la mayoría de las veces no es tanto el cuanto si no el cómo. Obviamente hay que desarrollar un proyecto de mejoras a realizar en función de las características de nuestra explotación; tamaño, ubicación, su microclima, características del suelo, cultivos que vamos a planta, etcétera. En ese sentido, organizaciones como Agrocolor o Las Palmerillas son de gran ayuda para asesorarnos en la mejora de nuestras explotaciones agrícolas».
F&H: ¿Llamará la atención de las cadenas ‘bio’ este tipo de iniciativas?
J.M.E: «No tengo ninguna duda al respecto. De hecho, si no fuera por el corona virus en el pasado mes de marzo había prevista la visita de los responsables de compras de dos cadenas centro europeas».
Flora
F&H: ¿Qué tipo de flora va a recoger usted en su proyecto?
J.M.E: «Las especies vegetales son autóctonas de la cuenca mediterránea. Muchas de ellas las podemos ver de forma silvestre en las ramblas, o en las zonas de servidumbre de nuestros caminos. Estamos explorando con hinojos, tomillos, santolina, ruda, lavanda, adelfas, romero….. La flora auxiliar se fija de forma natural sobre todo en las zonas exteriores del invernadero, especies como la crisopa, los sirfidos , la mariquitas son fáciles de observar en las zonas ajardinadas».