Lo que comenzó hace más de tres décadas como una empresa familiar dedicada al cultivo tradicional del tomate, se ha transformado en un referente de innovación agrícola en la comarca de la Ribera Alta.

Javier Monrabal, miembro de la Asociación Valenciana de Agricultores (AVAASAJA), junto a su hermano Jorge Monrabal, ingeniero agrónomo, ha dado un paso firme hacia el futuro al apostar por un sistema pionero de producción hidropónica en invernadero, convirtiendo a su empresa en uno de los mayores productores de tomate hidropónico de todo el territorio autonómico.
Desde junio de 2024, esta empresa ha implementado una tecnología agrícola avanzada que en lugar del suelo común utiliza sacos de fibra de coco como sustrato y una solución nutritiva cuidadosamente equilibrada que permite a las plantas absorber todos los nutrientes sin desperdicios. Este sistema supone un aprovechamiento máximo del riego, el suelo y los fertilizantes, lo que ha permitido multiplicar la producción y lograr una cosecha más regular, estandarizada y controlada.
Tres variedades de producción
Según explica José Monrabal, uno de los hermanos al frente del proyecto, “el invernadero nos da unas condiciones óptimas climatológicas, lo que sumado a este sistema pionero nos permite extender la producción en fechas donde no se puede producir en campo abierto”. Gracias a ello, trabajan durante más meses al año y garantizan una mayor continuidad en el abastecimiento del mercado.
Los hermanos ya han llevado a cabo dos ciclos completos de producción y todavía están estudiando el comportamiento del sistema en las diferentes variedades. “Estamos todavía en un proceso de ensayo-error en el primer año de esta nueva etapa, después de haber estudiado el funcionamiento de este sistema en otras explotaciones de la provincia de Valencia”, apunta el agricultor.
Actualmente cultivan tres variedades de tomate: Rosa del Maestrat, Híbrido Óptima y Valenciano, todas con excelente comportamiento en hidroponía y que posteriormente son vendidos en la tira de contar de Mercavalencia. Este tipo de producción e infraestructura, aún poco común en la Comunitat Valenciana, ha situado a la empresa familiar como el gigante del tomate hidropónico de la región.
Ventajas de la hidroponía
Los estudios más recientes señalan cómo mediante sistemas hidropónicos, una planta de tomate puede alcanzar entre 5 y 6 kilogramos por ciclo, mientras que en el cultivo tradicional en suelo el rendimiento medio es de unos 2,5 kilogramos por planta, lo que representa un incremento cercano al 60%. En cuanto al rendimiento por metro cuadrado, los invernaderos hidropónicos de alta tecnología pueden alcanzar producciones de hasta 70 kilogramos por metro cuadrado, frente a los 30 kilogramos que suelen obtenerse en sistemas convencionales.
Ahorro de hasta el 50% de agua
Del mismo modo, este sistema permite ahorrar entre un 30% y 50% del agua utilizada en comparación con otros tipos de riego, gracias a la recirculación y al uso eficiente de los nutrientes. Otra ventaja destacable es la posibilidad de acortar los ciclos de producción en un 20%, lo que se traduce en más cosechas por año y una planificación mucho más eficiente.
El presidente de AVA-ASAJA, Cristóbal Aguado, ha destacado que este caso “demuestra que la innovación, sostenibilidad y visión de futuro pueden ir de la mano con la tradición agrícola”. “Desde AVA-ASAJA celebramos el compromiso de agricultores como la familia Monrabal, que con esfuerzo y decisión se han convertido en ejemplo de la nueva generación de agricultura inteligente y sostenible en la Comunitat Valenciana”, ha concluido.